EL CAFÉ PORTUGUÉS de Antonio Reseco (AR)
NUEVE LIBROS PARA GUSTOS LECTORES VARIADOS








CINCO LIBROS DE AUTORES EXTREMEÑOS MENOS UNO CON PROTAGONISTA EXTREMEÑO

Tanto en uno como en otro ámbito el libro contiene momentos de un gran lirismo, que convierten el discurrir narrativo en una sucesión de dulces y emocionantes sentimientos naturales y amorosos que congenian a la perfección.

Lobón en su historia es un esforzado trabajo de investigación que contiene todo lujo de detalles, propios de la minuciosidad de un avezado historiador, del que pueden sentirse orgullosos los loboneros, como receptores de una elaborada historia de su pueblo, y Manuel García Cienfuegos como autor. Además, estas investigaciones (y no otras como la anterior) son las que imprimen prestigio a una dedicación, como Lobón en su historia a Cienfuegos pues, con este buen trabajo, se gana a pulso el título de cronista oficial de Lobón con toda justicia .
CINCO LIBROS DE TEMÁTICA VARIADA
Aracos deja todo, hace que muera su mujer y su hijo en una resistencia que no tenía salida y él mismo se suicida abalanzándose contra las posiciones romanas a pecho descubierto. En fin, la novela me ha dejado un sabor amargo por su triste desenlace que, además, no tiene sentido.



DE LA OTRA RIBERA de Luciano Feria
LA PUERTA DEL ADIÓS de Rufino Félix


CINCO LIBROS DE DIVERSA LECTURA


otalitarismos que son primordiales en la historia de la literatura.

EASTWOOD de Francisco Reyero

asalgueroc
MAR DE FONDO O LA EXISTENCIA CONSCIENTE
INTRODUCCIÓN
Antonio Salguero Carvajal |
EL LUGAR DE LA CITA de Luciano Feria

En fin, Luciano Feria lleva a intuir, además, que la escritura cumple una función mítica y mística, que convierte la simple realidad cotidiana en vivencias trascendentes. Y ahí es donde reside el verdadero valor de la escritura y de El lugar de la cita: en fijar el pasado y hacerlo grandioso y eterno en un tiempo especial creado por la memoria del escritor.
EL CUARTO DEL SIROCO de Álvaro Valverde
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Álvaro Valverde |
LATITUDES de Juan Carlos Rodríguez Búrdalo

FINAL FELIZ de Isaac Rosa

CINCO LIBROS MÁS DE LECTURA VARIADA

Juan Eslava Galán cuenta de una forma amena la historia de España (como Indro Montanelli la historia de griegos y romanos), y se deduce que el problema de siempre y en la actualidad de España es que se trata de un conglomerado de reinos, condados, marcas, autonomías, países y otras zarandajas, que quieren conservar sus privilegios y aportar poco o nada al interés de todos y “de aquellos lodos…”. También cuenta nuestra historia con una claridad que evita lo políticamente correcto y acusa contundentemente a quien se lo merece sea político, particular, el estado democrático o la Santa Madre Iglesia.



MIS ARTÍCULOS VII (Varios)
PRESENTACIÓN DE MAR DE FONDO DE DANIEL CASADO
1º)Asisto por curiosidad a la presentación de su primer libro, El proyector de sombras, un poemario donde el poeta se muestra consciente de la fragilidad de la existencia.
AHORA de José Antonio Zambrano
Y además seguirá sin obviar los buenos momentos del tiempo vivido (“Aún arde esa calor / refugiada en lo íntimo, / sin olvidarme ahora / de vivir el presente día a día”), el placer estético que siente ante la lectura de un verso pleno (“Respirar un verso es como una sonrisa”, 47) y el estado amoroso en que aborda la escritura ("Nadie debe saber / que todo lo que escribo / es por amor", 63).
La razón es que Zambrano concibe la escritura como un compromiso personal que lo lleva a eludir la superficialidad y a aportar al intelecto común reflexiones hondas para la clarificación de los enigmas de la existencia (“escribir es una deslealtad al mundo / si no enmarca lo escrito / una revelación”).
Y también es debido a que el poeta fontanés experimenta la existencia como ser consciente (“No hay mayor juego que el de la vida”, 49) y la percibe, especialmente, en el ambiente sereno, silencioso y recogido de su casa, que es el que le resulta más propicio para la meditación (“Un día más / me muevo en la costumbre de estar solo / […] / en habitar siempre un mismo jardín”, 55 y 44). No obstante, se encuentra abierto al exterior, pues Zambrano aspira a que sus versos pervivan en los demás ("sería capaz de volver a nacer. / [...] / a las horas de un día / que nombren lo que digo)", 52).
REENCUENTRO de Rufino Félix
PERLAS DE LA VIDA DE LAZARILLO DE TORMES Y DE SUS FORTUNAS Y ADVERSIDADES
(Medina del Campo, Imprenta de Francisco y Mateo del Canto hermanos, 1554)
[edición hallada en Barcarrota –Badajoz– y editada por la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura en 1996]
Mis compañeros de Departamento, con motivo de mi jubilación en la reunión de Departamento de Lengua y Literatura del 26 de enero de 2016 (la última para mí), me hicieron dos regalos estupendos: 1)La edición de La Vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades encontrada en Barcarrota y presentada primorosamente y 2)una tarjeta con la frase “Nuestros corazones siempre serán tu casa. No nos olvides”... Estos regalos me emocionaron y les prometí que haría un comentario del libro como agradecimiento a sus estupendos detalles.
Menos mal que no les di fecha, porque tardé en cumplir mi promesa año y medio y no porque se me olvidara, pues poco después de jubilarme me puse a cumplir lo prometido: analicé el primer tratado con detenimiento, localicé las perlas y tomé notas pero, entre que tenía muchas ideas en la cabeza que desarrollar de otros asuntos y que necesité madurar los comentarios de las perlas, dejé el tema para cuando lo notara maduro. Y ha sido ahora cuando advierto que ha llegado el momento de abordar el tema definitivamente.
Cuando me puse a comentar el libro pensé que no podría decir nada nuevo a lo mucho que se ha dicho del Lazarillo y, por ese motivo, se me ocurrió, una vez leído el Prólogo y el primer Tratado, localizar y destacar las frases de momentos, detalles, situaciones que suelen pasar desapercibidas y, sin embargo, encierran reflexiones muy agudas, meditadas y magistralmente expuestas.
De ahí que sea un libro de lectura reposada y máxima concentración, para que el lector valore sus frases sutiles, denominadas por mí en el título “perlas”, pues encierran una fina filosofía de acusado contenido existencial.
En el PRÓLOGO[p. 1]
Lo primero que me llama la atención es cuando dice el anónimo autor: “... y a este propósito dice Plinio: No hay libro por malo que sea que no tenga una cosa buena” [p. 1 -donde comienza el prólogo-].
“Y a este propósito dice Tulio: La honra cría las artes. Quien piensa que el soldado que es el primero en la escala tiene más aborrecido el vivir, no por cierto, mas el deseo de alabanza lo hace ponerse en peligro; y así en las artes y las letras es lo mismo” [p. 2].
“...y todo va de esta manera, que confesando yo no ser más santo que mis vecinos desta nonada que en este grosero estilo escribo, no me pesara que hayan parte y se huelguen con ello todos los que en ella algún gusto hallaren y vean que vive un hombre con tantas fortunas, peligros y adversidades” [p. 2-3]
“Y pues vuestra merced escribe se le escriba y relate el caso muy por extenso pareciome no tomarlo por el medio sino del principio, porque se tenga entera noticia de mi persona, Y TAMBIÉN PORQUE CONSIDEREN LOS QUE HEREDARON NOBLES ESTADOS CUÁN POCO SE LES DEBE, PUES FORTUNA FUE CON ELLOS PARCIAL Y CUÁNTO MÁS HICIERON LOS QUE SIÉNDOLES CONTRARIA CON FUERZA Y MAÑA REMANDO SALIERON A BUEN PUERTO” [p. 3]. Estas palabras en mayúsculas me resultan conmovedoras: no todos los seres humanos tienen la misma suerte al nacer, pues unos nacen entre algodones y otros en la mayor de las miserias; aquellos no tienen nada que hacer para vivir y estos tienen que luchar duro para sobrevivir, ¡QUÉ GRAN INJUSTICIA!
En el TRATADO PRIMERO: Cuenta Lázaro su vida y cuyo hijo fue [p. 4], me sigue estremeciendo cuando Lázaro trata de reivindicar a su padre, cuya honra estaba en entredicho por ciertas sangrías mal hechas en los costales de los que allí a moler venían: “En este tiempo se hizo cierta armada contra moros, entre los cuales fue mi padre que a la sazón estaba desterrado por el desastre ya dicho: con cargo de acemilero de un caballero que allá fue, y con su señor como leal criado feneció su vida” [p. 5].
“... como el niño veía a mi madre y a mí blancos y a él no, huía de él con miedo para mi madre, y señalando con el dedo decía: madre coco. Respondió él riendo hideputa. Yo aunque bien muchacho noté aquella palabra de mi hermanico y dije entre mí: cuántos debe de haber en el mundo que huyen de otros porque no se ven a sí mismos” [p. 6].
“No nos maravillemos de un clérigo, ni de un fraile porque el uno hurta de los pobres y el otro de casa para sus devotas y para ayuda de otro tanto: cuando a un pobre esclavo el amor lo animaba a esto” [se refiere a Zaide el negro, p. 7].
“... ni al lastimado Zaide en la suya acogiese: por no echar la soga tras el caldero” [p. 8].
“En este tiempo vino a posar al mesón un ciego, el cual pareciéndole que yo sería para adestralle, me pidió a mi madre y ella me encomendó a él, diciéndole cómo era hijo de un buen hombre, el cual por ensalzar la fe había muerto en la de los Gelves y que ella confiaba en Dios que no saldría peor hombre que mi padre y que le rogaba que me tratase bien y mirase por mí, pues era huérfano” [p. 8-9].
“Y cuando nos vimos de partir, yo fui a ver a mi madre y ambos llorando me dio su bendición y dijo: hijo, ya sé que no te veré más procura de ser bueno y Dios te guíe, criado te he y con buen amo te he puesto válete por ti, y así me fui para mi amo que esperándome estaba” [p. 9].
“Lázaro, llega el oído a este toro y oirás gran ruido dentro de él. Yo simplemente llegué creyendo ser así y, como sintió que tenía la cabeza par de la piedra, afirmó recio la mano y diome una gran calabazada en el diablo del toro que más de tres días me duró el dolor de la cornada y díjome: necio, aprende que el mozo del ciego un punto ha de saber más que el diablo. Pareciome que en aquel instante desperté de la simpleza en que como niño dormido estaba y dije para mí: verdad dice este que me cumple avivar el ojo y avisar pues solo soy y pensar cómo me sepa valer” [p. 10].
“Yo oro ni plata no te lo puedo dar, mas avisos para vivir muchos te mostraré” [p. 10].
“Huelgo de contar a vuestra merced estas niñerías para mostrar cuánta virtud sea saber los hombres subir siendo bajos y dejarse bajar siendo altos: cuanto vicio” [p. 11].
“Vuestra merced sepa que desde que Dios crió el mundo ninguno formó más astuto ni sagaz: en su oficio era un águila [el ciego] [...] y ganaba más en un mes que cien ciegos en un año” [p. 11-12].
“holgábame a mí de quebrar un ojo por quebrar dos al que ninguno tenía” [p. 20].
“Cuando salimos de Salamanca su motivo fue venir a tierra de Toledo, porque decía ser la gente más rica, aunque no muy limosnera, arrímase a este refrán: mas da el duro que el desnudo” [p. 20-21].
“... y póngome detrás del poste como quien espera tope de toro y díjele: Sus, salta todolo que podáis, porque deis de este cabo del agua. Aún apenas lo había acabado de decir cuando se abalanza el pobre ciego como cabrón y de toda fuerza arremete tomando un paso atrás de la corrida para hacer mayor salto y da con la cabeza en el poste que sonó tan recio como si diera como una gran calabaza y cayó luego para atrás medio muerto y hendida la cabeza. Cómo y oliste la longaniza y no el poste; olé, olé, le dije yo. [...] No supe más lo que Dios de él hizo, ni curé de saberlo” [p. 31-32].
En el TRATADO SEGUNDO: De cómo Lázaro se asentó con un clérigo y de las cosas que con él pasó [p. 32]: “... me preguntó si sabía ayudar a misa, yo dije que sí porque era verdad que, aunque maltratado, mil cosas buenas me enseñó el pecador del ciego, y una de ellas fue esta” [p. 33]. Es un episodio muy duro donde Lázaro tiene que aguzar su ingenio para no morir de hambre.
“Escapé del trueno y di en el relámpago, porque era el ciego para con este un Alejandro Magno [...] que toda la lacería del mundo estaba encerrada en este [el clérigo de Maqueda], no sé si de su cosecha era, o lo había anexado con el hábito de clerecía” [p. 33]
“Él tenía un arcaz viejo, y cerrado con su llave, la cual traía atada con un agujeta [correa o cinta con un herrete en cada punta que sirve para atar los calzones, jubones y otras prendas] del paletoque [capotillo de dos haldas como escapulario, largo hasta las rodillas y sin mangas], y enviniendo [?] el bodigo [panecillo hecho de la flor de la harina, que se suele llevar a la iglesia como ofrenda]de la iglesia, por su mano era allí lanzado y tornada a cerrar el arca” [p. 33].
“... y dábame todos los huesos roídos, y dábamelos en el plato diciendo: Toma, come, triunfa que para ti es el mundo, mejor vida tienes que el Papa” [p. 35].
“... no era yo señor de asirle una blanca todo el tiempo que con él viví, o por mejor decir morí [...] Y por ocultar su mezquindad decíame: Mira mozo los sacerdotes han de ser muy teplados en su comer y beber, y por esto yo no me desmando como otros. Mas el lacerado mentía falsamente, porque en cofradías y mortuorios que rezamos, a costa ajena comía como lobo y bebía más que un saludador” [p. 37]
“Y otro día saliendo de casa abro mi paraíso panal, y tomo entre las manos y dientes un bodigo, y en dos credos lo hice invisible” [p. 41]
“Nuevas malas te dé Dios (dije yo entre mí) pareciome con lo que dijo pasarme el corazón con saeta de montero, y comenzome el estómago a escarbar de hambre, viéndose puesto en la dieta pasada” [p. 42-43].
“...pusímonos a comer y quiso Dios que aun en esto me fue bien que me cupo más pan que la lacería que me solía dar, porque rayó con un cuchillo todo lo que pensó ser ratonado diciendo cómete eso que el ratón cosa limpia es ” [p. 45]
“Yo tuve miedo que con aquellas diligencias no me topase con la llave que debajo de las pajas tenía y paresciome lo más seguro meterla de noche en la boca, porque ya desde que viví con el ciego la tenía tan hecha bolsa que me aconteció tener en ella doce o quince maravedíes todo en medias blancas sin que me estorvase el comer” [p. 54]
“Quisieron mis hados (o por mejor decir) mis pecados que una noche que estaba durmiendo la llave se me puso en la boca, que abierta debía tener de tal manera y postura que el aire y resoplo que yo durmiendo echaba, salía por lo hueco de la llave (que de cañuto era) y silbaba (según mi desastre quiso) muy recio que de tal manera que el sobresaltado de mi amo lo oyó y creyó sin duda ser el silbo de la culebra y cierto lo debía parecer levantose muy despacio con su garrote en la mano y al tiento y sonido de la culebra se llegó a mí con mucha quietud por no ser sentido de la culebra y, como cerca se vio, pensó que allí en las pajas, donde yo estaba echado al calor mío se había venido, levantando bien el palo pensando tenerla debajo y darle tal garrotazo que la matase, con toda su fuerza me descargó en la cabeza tan gran golpe que sin ningún sentido y muy mal descalabrado me dejó” [p. ]
“Luego otro día que estaba levantado, el señor mi amo me tomó por la mano y me sacó fuera de la puerta y puesto en la calle me dijo Lázaro de hoy más eres tuyo y no mío, busca amo y vete con Dios que yo no quiero en mi compañía tan diligente servidor, no es posible si no que hayas sido mozo de ciego y, santiguándose de mí como si yo estuviera endemoniado, se torna a meter en la casa y cierra la puerta” [p. 58].
En el TRATADO TERCERO: De cómo Lázaro se asentó con un escudero y de lo que le acaeció con él [p. 59]. Lázaro apenas consigue unos mendrugos de pan para saciar su hambre y, el colmo de los colmos, lo tiene que compartir con un escudero que está más hambriento que él:
“Señor, mozo soy que no me fatigo mucho por comer, bendito Dios; de esto me podré yo alabar entre todos mis iguales por mejor garganta y así fui yo loado de ella hasta hoy día de los amos que yo he tenido. Virtud es esa dijo él, por eso te querré yo más, porque el hartar es de los puercos y el comer reglamentadamente es de los hombres de bien” [p. 65].
“Señor, de mí dije yo, ninguna pena tenga vuestra merced que bien sé pasar una noche y aún más si es menester. Sin comer vivirás más y más sano, me respondió, porque como decíamos hoy no hay tal cosa en el mundo para vivir mucho que comer poco. Si por esa vía es, dije entre mí, nunca yo moriré que siempre he guardado esa regla por fuerza, y aun espero en mi desdicha tenerla toda mi vida” [p.69].
“[...] y poniendo la mano derecha en el costado salió por la puerta diciendo. Lázaro mira por la casa en tanto que voy a oír misa y haz la cama y ve por la vasija de agua al río que aquí abajo está y cierra la puerta con llave no nos hurten algo y ponla aquí al quicio, porque si yo viniere en tanto pudiera entrar. Y súbese por la calle arriba con tan gentil semblante y continente que quien no le conociera pensara ser muy cercano pariente al conde Alarcos, o al menos camarero que le daba de vestir, bendito seáis vos Señor” [p. 71]
“Señor, y cuantos de aquestos debéis tener por el mundo derramados que padecen por la negra que llaman honra: lo que por vos no sufrirán. Así estaba yo a la puerta mirando y considerando estas cosas hasta que el señor mi amo traspuso la larga y angosta calle” [p. 72-73].
“[...] y tomo el jarro y doy conmigo en el río, donde en una huerta vi a mi amo en gran recuesta con dos rebozadas mujeres, al parecer de las que en aquel lugar no hacen falta, antes muchas tienen por estilo de irse las mañanicas del verano a refrescar y almorzar sin llevar qué por aquellas frescas ribera con la confianza de que no ha de faltar quién se lo dé según las tienen puestas en esta costumbre aquellos hidalgos del lugar. Y como digo él estaba entre ellas hecho un macías, diciéndoles más dulzuras que Ovidio escribió. Pero como sintieron de él que estaba bien enternecido no se les hizo de vergüenza pedirle de almorzar con el acostumbrado pago. Él sintiéndose tan frío de bolsa cuanto caliente del estómago tomole tal escalofrío que le robó la color del gesto y comenzó a turbarse en la plática y a poner excusas no válidas; ellas que debían ser bien instruidas, como le sintieron la enfermedad dejáronle para el que era” [p. 73-74].
“Aquí viera quien verlo pudiera la abstinencia de mi casa y la tristeza y silencio de sus moradores, tanto que sucedió estar dos o tres días sin comer bocado ni hablar palabra. A mí me dieron la vida unas mujercillas hilanderas de algodón que hacían bonetes y vivían junto a nosotros, con las cuales yo tuve vecindad y conocimiento, que de los recados que les hacía me daban alguna cosilla, con la cual me arreglaba y no tenía tanta lástima de mí como del lastimado de mi amo, que en ocho días no comió bocado; al menos en casa bien estuvimos sin comer, no sé yo cómo o dónde andaba y qué comía. Y verlo venir a mediodía la calle abajo con estirado cuerpo más largo que galgo de buena casta y, por lo que tocaba a su negra que dicen honra, tomaba una paja de las que aun assaz no había en casa y salía a la puerta, escarbando los que nada entre sí tenían” [p. 83-84].
“Eres muchacho, me respondió y no sientes las cosas de la honra en que el día de hoy está todo el caudal de los hombres de bien, pues te hago saber que yo soy como ves un escudero, más voto a Dios si al conde topo en la calle y no me quita muy bien quitado del todo el bonete que otra vez que venga me sepa yo entrar en una casa fingiendo en ella algún negocio o atravesar a otra calle si la hay antes de que llegue a mí por no quitárselo, que un hidalgo no debe a otro que a Dios y al Rey nada, ni es justo siendo hombre de bien se descuide un punto de tener en mucho su persona” [p. 90-91].
En el TRATADO CUARTO: “De cómo Lázaro se asentó con un fraile de la Merced y de lo acaeció con él” [p. 101]. Es una crítica sutil contra este representante de la Iglesia, que hacía lo contrario que el dictado de Cristo:
“Este me dio los primeros zapatos que rompí en mi vida, mas no me duraron ocho días ni yo pude con su trote durar más. Y por esto y por otras cosillas que no digo salí de él” [p. 101].
En el TRATADO QUINTO: De cómo Lázaro se asentó con un buldero y de las cosas que con él pasó [p. 102]. Otra vez la crítica a una actividad eclesial, la venta de bulas falsas:
“El señor mi amo le perdonó y fueron hechas las amistades entre ellos y a tomar la bula hubo tanta prisa que casi ánima viviente en el lugar no quedó sin ella, marido, mujer e hijos e hijas, mozos y mozas. Divulgose la nueva de lo acaecido por los lugares comarcanos y cuando a ellos llegábamos no era menester sermón ni ir a la iglesia, que a la posada la venían a tomar como si fueran peras que se dieran de balde. De manera que en diez o doce lugares de aquellos alrededores donde fuimos, echó el señor mi amo otras tantas mil bulas sin predicar sermón. […]. Conocí cómo había sido industriado por el industrioso e inventivo de mi amo y, aunque muchacho, callome mucho en gracia, y dije entre mí: Cuántas de estas deben de hacer estos burladores entre la inocente gente” [115].
En el TRATADO SEXTO: De cómo Lázaro se asentó con un capellán y lo que con él pasó [p. 116]. Este oficio le permitió por primera vez en su vida disponer de dinero para cambiar sus harapos y comer todos los días, que en aquella época no era poco:
“Después de esto asenté con un maestro de pintar panderos para molerle los colores y también sufrí mil males. […]. Un día en la iglesia mayor un capellán de ella me recibió por suyo y puso en mi poder un buen asno, cuatro cántaros y un azote y comencé a echar agua por la ciudad. Este fue el primer escalón que yo subí para venir a alcanzar buena vida. […] Me fue tan bien en el oficio que al cabo de cuatro años que lo usé con poner en la ganancia buen recaudo ahorré para vestirme muy honradamente de la ropa vieja […]. Desde que me vi en hábito de hombre de bien. Dije a mi amo se tomase su asno que no quería más seguir aquel oficio” [p. 117].
“Despedido del capellán asenté por hombre de justicia con un alguacil, mas muy poco viví con él por parecerme oficio peligroso; mayormente que una noche nos corrieron a mí y a mi amo a pedradas y a palos unos retraídos, y a mi amo que esperó trataron mal, mas a mí no me alcanzaron, con esto renegué del trato” [p. 118-119]
“En este tiempo viendo mi habilidad y buen vivir teniendo noticia de mi persona, el señor arcipreste de San Salvador, mi señor, y servidor y amigo de vuestra merced, porque le pregonaba sus vinos, procuró casarme con una criada suya, y visto por mí que de tal persona no podía venir sino bien y favor, acordé hacerlo y así me casé con ella y hasta ahora no estoy arrepentido” [p. 120]
“…mas malas lenguas que nunca faltaron ni faltarán no nos dejan vivir diciendo no sé qué y sí se qué cuando ven a mi mujer irle a hacer la cama y hacerle de comer […] mi señor me ha prometido lo que pienso cumplirá […]: Lázaro de Tormes, quien ha de mirar a dichos de malas lenguas nunca medrará; digo esto porque no me maravillaría que alguno viendo entrar en mi casa a tu mujer y salir de ella. Ella entra muy a tu honra y suya, y esto te lo prometo. Por tanto no mires a lo que pueden decir, sino a lo que te toca, digo a tu provecho” [p. 121]
“Mira, si sois mi amigo no me digáis cosa que me pese, que no tengo por mi amigo al que me hace pesar, mayormente si me quieren meter mal con mi mujer, que es la cosa del mundo que yo más quiero, y la amo más que a mí” [p. 123]
“Esto fue el mismo año que nuestro victorioso emperador en esta insigne ciudad de Toledo entró y tuvo cortes, y se hicieron grandes regocijos y fiestas, como vuestra merced habrá oído. Pues en este tiempo estaba en mi prosperidad y en la cumbre de toda buena fortuna” [p. 124]
asalgueroc
CINCO LIBROS PARA LEER EN VERANO



TIEMPOS CONVULSOS de Ana Castillo Moreno


MERIDA LABORIOSA (1960-1970). Tomo I
Mérida Laboriosa (1960-1970) es el segundo libro de mi trilogía Mérida, ayer Augusta Emerita.
Se trata de un libro de recuerdos de Mérida, que tiene como fondo el ambiente creado por la actividad de las industrias, los negocios y el comercio emeritense durante esta década cuando a Mérida se la puede calificar de “laboriosa” por el dinamismo de su tejido empresarial, cuyo origen se encuentra en el impulso, que experimenta la ciudad, cuando en los años 50 se erige en referencia del Plan Badajoz a nivel nacional.
