(Mérida, De la Luna Libros, Col. La Luna del Norte, 2023)
Es un libro escrito con la singular soltura que Pilar Galán, como marca propia, luce en sus libros. Pero Si esto fuera una novela es un libro duro de leer, porque en él asistimos con el alma encogida al relato del deterioro físico y mental de su madre (y, por extensión, de nuestra madre…) que, durante una larga época estuvo lozana y desenvuelta, con una múltiple tarea que hoy se califica de esclava y, sin embargo, aquellas mujeres soportaron con una insólita entereza y decisión, pues supieron llevar una casa con marido y un montón de hijos e, incluso, atendiendo un trabajo (como la madre de la autora, que era maestra) fuera o un negocio familiar (como mi madre) que les exigieron un esfuerzo y un empeño colosal, digno de alabanza y admiración. Estas loables mujeres pertenecen a lo que yo llamo “la generación de acero inoxidable”.
Por lo dicho, también es un libro conmovedor sobre la caducidad del ser humano y la crudeza de la vida, reflejadas en la fragilidad de la figura de su madre. Y es que nos compadecemos de esta finitud, pero tampoco seríamos capaces de soportar la inmortalidad como cuenta aquella leyenda indígena, que un personaje cita en la película Guantanamera:
"En tiempos remotos los seres humanos eran inmortales, pero
después de una feliz infancia y una provechosa juventud, con el paso del tiempo
se hacían muy viejos y sólo sufrían enfermedades y achaques. Entonces le
pidieron a Dios que le pusiera remedio a su insoportable situación. Y Dios se
apiadó de ellos y le concedió… la mortalidad". Y en esas estamos.
El libro está también compuesto
con el equilibrio y la armonía que emite la prosa de Pilar Galán y, desde ese
punto de vista, se lee como todos los suyos con facilidad y agrado. Pero así y
todo es un libro con un contenido muy doloroso, pues no sólo nos encontramos
con la decrepitud de su madre, sino también la que hemos vivido con nuestras
madres y, claro, supone una rememoración de nuestra propia y triste vivencia,
con mucho la más lamentable de las vividas por la mayoría.
Y también es doblemente dolorosa
la lectura, porque nos avisa sobre nuestra propia decrepitud, sobre todo los
que están a las puertas de ella y ya empiezan a olvidar hasta su propio nombre,
a tergiversar su pasado y a volver a una infancia, en la que no volverán a
reencontrarse con sus madres por mucho que las vean en sus alucinaciones.
No en vano, el título, Si esto fuera una novela, es la advertencia de la autora al lector, antes de comenzar la lectura, de que lo que va a leer no es, por desgracia, una ficción, es la realidad de la existencia…
Sin embargo, Pilar Galán trata de quitarle hierro al asunto intercalando episodios de la vida de la familia como cuando cuenta los años de vacaciones en el Levante, adonde llegaban en un 600 cargado con dos mayores, cinco niños y el equipaje del grupo; y lo más asombroso es que cabía todo en el cochecillo, que aguantaba los cientos de kilómetros cargado hasta los topes por carreteras con mal firme, bordes recortados, baches, curvas y cambios de rasantes peligrosos.
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