"JESÚS DELGADO VALHONDO Y CÁCERES" (MIS ARTÍCULOS VI)
“VALHONDO Y CÁCERES, CRÓNICA DE UNA ÍNTIMA RELACIÓN”, Alcántara (Cáceres), enero-diciembre, 2010, pp. 217-227.
Al mismo tiempo, resulta también adecuado advertir, en beneficio de Cáceres, la trascendencia de la singular visión que Valhondo tuvo de su ciudad adoptiva, pues en ella confluyen los valores históricos, espirituales y literarios que han hecho característica su personalidad poética. Esta particular configuración de la ciudad, que Valhondo supo difundir apasionadamente en poemas y artículos periodísticos, bien podría ser la base de la imagen que a Cáceres le convendría crear para el futuro.
CÁCERES, EL BARRIO DE SAN MATEO, LA MONTAÑA
La relación de Jesús Delgado Valhondo con Cáceres comienza cuando en 1918 muere su padre, José María Delgado de la Peña Merino, en Mérida, y su madre, Sofía Valhondo Carvajal, natural de Montánchez, decide trasladarse con sus hijos a Cáceres donde tenía familia.
Jesús Delgado Valhondo pronto se integra en la ciudad y consigue los primeros amigos (Antonino Rodríguez y Leocadio Mejías) con los que, una vez superada una recaída de la poliomielitis que padecía, juega frecuentemente en el barrio de San Mateo como un niño extrovertido, al que sus amigos llaman “Chuchi”. Una actividad lúdica, que Valhondo recordaba haber realizado con sus amigos en este lugar representativo de Cáceres, fue la instalación de un puesto de tebeos: "Cuando yo muchacho, con otro escritor ahora célebre [Leocadio Mejías], puse un puesto de tebeos, de cuentos, de relatos de aventuras, de tirios y troyanos, de ladrones y policías, de misteriosas leyendas".
Más tarde en su adolescencia este barrio sigue siendo un lugar de íntimas vivencias, pues en su recinto se encontraba el Instituto de Segunda Enseñanza, donde realiza el bachillerato y se hace de un grupo de amigos, que coincidían en su gusto por la lectura: "Instituto viejo de Cáceres, mano derecha del barrio de San Mateo que te cogía y te metía en sus calles, en sus callejas, en sus rincones, en sus entrañas y, sin darte cuenta, te mantenías de su sangre y sin darte cuenta sigues comiendo el corazón del silencio de la ciudad".
En este emblemático centro docente, Valhondo tiene maestros que lo influyen sobremanera y a los que, pasado el tiempo, recordará con una profunda nostalgia: "Me pierdo en la penumbra y tiniebla de mi memoria y recuerdo ¿Cómo conocí a don Miguel Ángel Orti Belmonte? [...] Hace un instante, ocurría esto hace un instante, vivían don Antonio Silva y don Tomás Martín Gil -¿acaso han muerto?- Siempre espero encontrarlos, y Cáceres era más mío".
Luego, su tendencia a la reflexión lo lleva a sentir el barrio como una especie de retiro espiritual, donde de fondo oye el canto de las monjas del convento allí ubicado: "¡Detén el paso / y escucha atento / el silencio / que despiden / las monjitas del convento!".
En el barrio de San Mateo, Valhondo comienza a manifestar preferencia por la observación y por captar las variadas sensaciones (contrastes de luces y sombras, imaginaciones, historia, tiempo retenido en la piedra, misterios, temores), que luego plasmará en poemas de Canciúnculas y Pulsaciones, sus primeros poemarios:
La calleja -¿quién ha muerto?-
del arco de Santa Ana
tiene espíritu de bruja; […]
La torre se da respeto
sobre su sombra alargada. […]
Al venir la madrugada
pierde las canas
la luna
y se queda como una
aceituna.
(Aceituna sevillana.)
Con los años, su deseo de rescatar el pasado lo lleva a recordar insistentemente sus vivencias en el barrio de San Mateo que, con su especial sensibilidad, convierte en experiencias espirituales: "Cáceres es una ciudad esencialmente poética, de escenificación histórica. Vista desde lejos, desde las afueras, es una ciudad en silueta que pide ser recortada. [...] El barrio de San Mateo tiene una luz propia para sus riquísimos matices. Una luna regocijada, caída, en las callejas –por donde descubrimos 'La Montaña'– para señorear a la noche dentro de sus sombreados. Rincones que tienen ánima propia, donde crecen nanas de instantes eternos, justos, audaces, fervorosos".
Valhondo además mostrará una fuerte atracción por la ciudad de su adolescencia y de su juventud en recuerdos evocadores y nostálgicos, que difunde siempre que tiene oportunidad: "Cáceres tiene un cielo alto, azulean miradas, el aire es limpio como una página sin escribir para que en ella dibujen atardeceres de sábado los vencejos. Cáceres estrena cielo todos los días"[7]. También hace patente su fascinación por "La Montaña", vigía que preside majestuosamente la ciudad y lo seduce con una atracción mágica: "Mis amigos: la frente / del tiempo; las espaldas / del tiempo. Las esquinas esperan la memoria, / y al final, la montaña".
LECTURAS. ESPIRITUALIDAD
La historia de la ciudad antigua y las múltiples sensaciones experimentadas en el barrio de San Mateo echan a volar su imaginación adolescente y lo inducen a realizar abundantes lecturas de los grandes narradores extranjeros (Dumas, Scott, Salgari, Verne) y españoles (Bécquer, Baroja, Gabriel Miró, Blasco Ibáñez, Fernández Flores). Además, su aprecio por la espiritualidad lo incita a leer a poetas cristianos como Francis Jammes y Paul Claudel: "Cáceres tiene –aunque tenga más no importa– dos palmeras. La del Adarve y la de las Veletas. La del Adarve se asoma a la calleja tras la celosía de la tapia que la encierra como una mora que curiosea […]. La palmera de las Veletas aún no ha tenido tiempo de marcharse a Arabia o Egipto […]. Cáceres tiene, que se puedan mirar, dos palmeras solamente asomadas a dos callejas y el silencio del retiro casi espiritual a que se impone la paz y el silencio del barrio de San Mateo arriba, del barrio de San Mateo, abajo".
Su gusto por la lectura se completa con un interés cultural, que lo lleva a ser socio del Ateneo cacereño con sólo 12 años, a impartir una charla en aquel lugar de élite sobre la situación del cristianismo en la Roma imperial con 14 años y a conocer a intelectuales como Publio Hurtado y poetas como Luis Chamizo.
Estas vivencias van a ser la base de su obra literaria y la razón de su consistencia, pues en estas experiencias cacereñas tanto personales como relacionadas con el entorno se encuentran los fundamentos de su poesía, y van a conseguir que adquiera un carácter tempranamente maduro y goce de un talante abierto y comprometido. Además, su personalidad se completa con el gusto por la contemplación y el recogimiento, que Eugenio Frutos describió de este modo: "Conocí a Jesús Delgado Valhondo en Cáceres, siendo un muchacho. Y aún me lo imagino empapándose de silencio e historia, oyendo el suave paso de la muerte y eternizando el tiempo por el alto Cáceres, por la plaza de San Mateo y de Santa María, entre los palacios de piedra que las casas nobles levantaron. [...] No se vive en vano en una ciudad así, queda su huella muy honda en el alma".
Casualmente será en el marco singular del barrio de San Mateo, donde conozca la existencia del poeta hindú Rabindranat Tagore, que enseguida lee y siente la atracción de su palabra cálida: “Y sucedió que una noche, recorriendo el barrio de San Mateo de Cáceres con varios amigos, oyó a una joven [...] que era aquel un buen sitio para, bajo la luz de la luna, leer 'El jardinero' de Tagore. [...] ¿Tagore? ¿Quién era Tagore? Buscó sus obras. Encontró 'El jardinero' y una noche de luna espléndida se lo llevó al barrio de San Mateo. Y se puso a leerlo a la luz de la luna. […] La emoción de aquella hora le dura todavía".
También, influido por el entorno de la ciudad antigua, Valhondo empieza a escribir sus primeros poemas, selecciona sus lecturas y lee la obra completa de Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado, que lo atraen por su esencialidad, intimismo y el uso de palabras cargadas de significado. Además, en Cáceres conoce la lírica de Alfonsina Storni, Juana Ibarbouru, César Vallejo, Amado Nervo y José Asunción Silva, a través de la Antología de la poesía española e hispanoamericana editada por Federico de Onís en 1934.
PEDRO CABA Y EUGENIO FRUTOS
En la década de los años 30, Jesús Delgado Valhondo conoce y se relaciona estrechamente con dos intelectuales extremeños, Pedro Caba y Eugenio Frutos, que influyen poderosamente en su formación filosófica y literaria. Los tres mantienen frecuentes charlas por la ciudad antigua y el Paseo Alto, en las que el joven Valhondo asimila sus razonamientos y los incorpora a su bagaje anímico e intelectual.
El campo cerca y severo.
El pueblo remoto, huido.
Todo el paisaje es oído
que escucha un rugido fiero.
El pueblo marcha ligero,
los palacios van en coche.
La luna sirve de broche,
y árboles sirven de espuelas.
Y las torres son ya velas
apagadas de la noche.
Caba y Frutos sienten atracción por asuntos trascendentes como el problema entre la esencia y la existencia humana, la fugacidad del tiempo, el enigma de la vida, la muerte y la eternidad o la concepción del hombre como cuerpo y espíritu, que eran temas abordados por los existencialistas europeos y Unamuno. También se ven influidos por Ortega y Gasset y su novedosa concepción del razonamiento filosófico.
Además, Caba y Frutos orientan las lecturas del joven Valhondo hacia los experimentos vanguardistas, la esencialidad de la Generación del 14 y los deseos de renovación de la Generación del 27. También lo guían en sus primeros pasos poéticos, lo defienden de quienes desean que siga los pasos de Galán y Chamizo y le marcan un camino personal, que enseguida ofrece frutos esperanzadores.
TREVEJO. LA SOLEDAD
En 1933, Jesús Delgado Valhondo obtiene el título de Maestro de Primera Enseñanza. Un año después aprueba las oposiciones y es destinado a Trevejo, pueblecito situado en la Sierra de Gata cacereña. Allí se entrega de lleno a su labor de maestro y mitiga su soledad con abundantes lecturas de escritores españoles, extranjeros, vanguardistas y de literatura religiosa (La vida de San Pedro de Alcántara lo impresiona). También da paseos por el entorno natural, que será su primera fuente de inspiración y el responsable, junto a la soledad que padece, de que surja en su mente la imagen del árbol solo (símbolo central de su obra poética), comience a escribir poesía de una forma sistemática y se decida a reunirla en su primer libro de poemas, que titula Canciúnculas: "El principio de amor a la Patria está, sin duda, en el paisaje. Muchos no conocen la Historia y aman a su Patria, porque aman a su tierra, fecunda o seca, con piedras o con hierbas, con olivos o con álamos. La aman, porque la tienen metida en el alma. Sobre todo, el paisaje. Vemos hombres que emigran y vuelven, exclusivamente, a comprar paisajes. […] el paisaje es el mejor ladrón del corazón humano".
Además trata de salir de su aislamiento a través de una intensa relación epistolar con grupos poéticos de Madrid, Valencia, Alicante, Zaragoza, Huelva, San Sebastián, Cádiz y Badajoz, y con poetas de la talla de Vicente Aleixandre, José María Valverde, José Luis Hidalgo o Gabriel Celaya.
En vacaciones, se desplaza a Cáceres para participar en tertulias, como la que se celebra en la rebotica de la farmacia de su hermano Juan, y actividades culturales como la revista Cristal, donde edita el poema “Podría quererte”, que firma con el seudónimo “Jesús De-Val”.
Por estas fechas, sufre una crisis religiosa y compone Las siete palabras del Señor, un librito de poemas que dedica a su amigo Eugenio Frutos, quien a su vez le ofrece Retablo de la Pasión de Nuestro Señor, también resultado de intranquilidades religiosas parecidas a las de su amigo.
Al mismo tiempo, el estado de pobreza del lugar donde ejerce de maestro lo lleva a ir más allá de sus funciones docentes y, para mitigar el atraso de aquellas personas, actúa de consejero personal, relaciones públicas con el exterior y practicante. Cuando no puede remediarles sus problemas de salud en el pueblo, realiza gestiones en el hospital de Cáceres para que se los solucionen: "Camina lentamente [se refiere al médico Julián Murillo Iglesias] por los pasillos del Hospital Provincial. Su andar es pausado, fatigoso, de tanto rodar y rodar. Sus ojos están llenos de una mirada de infinita dulzura, de ternura exquisita, de cariños sin límites. Su mano va presta a esa caricia que los ojos mandan, que los ojos reciben de corazón. Simpático conjunto su ser: modesto, como un apóstol; humilde como un santo".
Cuando se ve obligado a dejar a aquella gente humilde, reflejo del ser humano común que ya había convertido en el protagonista de su obra poética, lo hará con una honda pena: "Cuando salí de Trevejo sancionado, tuve que ir andando a la carretera, venía todo el pueblo detrás de mí. Me fui de Trevejo llorando como un tonto. Entonces la gente quería a los maestros".
GATA. RECONOCIMIENTO EXTERIOR
El 4 de abril de 1936, Jesús Delgado Valhondo se casa con la María Rodríguez Domínguez. Cuando el 18 de julio estalla la guerra civil, ocupa la secretaría del sector de Enseñanza de la UGT en Cáceres y es detenido. Aunque en los primeros momentos llega a temer por su vida, finalmente es sancionado con un traslado forzoso a Gata, donde se incorpora el 1 de marzo de 1940.
A pesar de la zozobra que sufre, en Gata continúa con sus ávidas lecturas, ahonda en su sentir poético contemplando el sugerente paisaje que lo rodea y sigue componiendo poemas, que reunirá más tarde en Pulsaciones, donde se observa que se ha desprendido de influencias y va adquiriendo un pulso personal, que empieza a ser reconocido en los focos de cultura con los que ha contacto epistolarmente. En este libro le dedica un apartado a su querido y recordado barrio de San Mateo, que se compone de seis poemas titulados: “Plazuela de San Mateo”, “Calleja oscura”, “Arco de Santa Ana”, “La bruja”, “Amanecer” y “Salida de luna”:
El callejón está oscuro
y tiene miedo mi alma
de yo no sé qué secreto
de rejas de tus ventanas.
El callejón medio oscuro,
la luna lame un rincón.
Yo no sé por qué secreto
tiene miedo el corazón.
El callejón medio claro,
la luna parece un signo.
Yo no sé por qué secreto
tengo miedo de mí mismo.
Además en Gata intensifica sus contactos con el exterior a través de cartas y comienza a publicar en revistas literarias como Intimidad poética de Alicante o Proel de Santander. También participa en una tertulia, cuyos miembros (médicos, maestros, propietarios y veterinarios) estaban suscritos a la revista literaria Novelas y cuentos. Por estas fechas se decide a editar artículos comenzando con el titulado "La risa en el niño" en el Boletín de la Inspección de la Escuela de Practicantes de Cáceres y "El monasterio de Guadalupe" en la revista Lar de San Sebastián.
Cuando le es posible, visita Cáceres en cuyo ambiente literario se relaciona con Pedro de Lorenzo, Tomás Martín Gil, José Canal, Pedro Romero Mendoza o Fernando Bravo, con los que comparte lecturas, organiza actividades y asiste a tertulias en casa de Pedro de Lorenzo o del conde de Canilleros. También tiene tiempo para preocuparse del entorno histórico y llamar la atención sobre el estado ruinoso en que se encuentran monumentos simbólicos: "Viven en las ruinas el hombre vencido, el viejo de sangre e historia, el artista y el poeta, el contemplativo y el introvertido. […] de todas las ruinas las más emotivas, dolorosas, agónicas, las de las ermitas, las de los templos. [...] Extremadura tiene heridas por donde constantemente sangra su gloria y con la gloria se le va el honor. Una de estas heridas es atroz, enorme: el templo de San Benito, de Alcántara".
Como resultado de las buenas relaciones exteriores establecidas, en 1944 la revista Intimidad poética de Alicante le edita en su colección de poesía Hojas húmedas y verdes, su primer poemario publicado.
CREACIÓN DE LA REVISTA ALCÁNTARA
En 1945, Jesús Delgado Valhondo funda, durante una tertulia en la rebotica de la farmacia de su hermano Juan, la revista Alcántaracon Fernando Bravo, José Canal y Tomás Martín Gil, para difundir las inquietudes que detectan en el ambiente cultural de la región.
En 1945, Jesús Delgado Valhondo funda, durante una tertulia en la rebotica de la farmacia de su hermano Juan, la revista Alcántaracon Fernando Bravo, José Canal y Tomás Martín Gil, para difundir las inquietudes que detectan en el ambiente cultural de la región.
Alcántara publica su primer número el 10 de octubre de 1945 con un capital de 200 pesetas aportado por los fundadores. La primera colaboración de Valhondo es el poema titulado "El recuerdo". Luego edita otros poemas, narraciones y ensayos.
A partir del número 33, Valhondo será autor de una sección titulada "Notas breves de dentro y de fuera", que firma con el nombre de José de la Peña. En ella comenta noticias del mundo literario a veces con un tono mordaz que levanta polémicas. En el número 37 de 1950, comienza a firmar una nueva sección titulada "Al margen de los libros", en la que glosa poemarios recibidos en la redacción de Alcántara.
ZARZA DE ALANGE. REENCUENTRO CON CÁCERES
En 1946, Valhondo se traslada a Zarza de Alange, pueblo pacense situado a 25 kms. al sur de Mérida, desde donde le va a resultar difícil mantener su intensa relación con Cáceres. Sin embargo, no deja de visitarla o de sentirla. Así, en 1949, asiste a la II Asamblea de Estudios Extremeños y se relaciona con escritores foráneos (José María Cossío, Joaquín Montaner), cacereños (Miguel Muñoz de San Pedro, Víctor G. García Camino, Manuel Delgado Fernández) y pacenses (Antonio Zoido, Enrique Segura Otaño, Manuel Pacheco), con los que entabla una estrecha relación literaria y participa en las actividades de la Asamblea. Valhondo además interviene leyendo sus poemas y suscita críticas laudatorias y unánimes: "No puede pasar en silencio que Cossío, Montaner, Moñino y los demás auténticos valores de la sección de literatura de la Asamblea dijeran esta frase: 'Hemos oído aquí un único poeta: Jesús Delgado'. Saltando por tu modestia hay que hacer que esto se sepa".
Por estas fechas, Valhondo también conoce en una tertulia de Cáceres al bibliófilo Antonio Rodríguez-Moñino a través de Tomás Martín Gil. Además traba amistad con Enrique Pérez-Comendador y su mujer Magdalena Leroux, artistas extremeños de renombre internacional, a quienes dedica la segunda parte de La esquina y el viento, cuya edición aparece ilustrada con un dibujo de esta artista: "Acabo de regresar de Cáceres donde las cigüeñas tienen su casa. Donde –creo con Ortega– las cigüeñas tienen el cielo más profundamente azul que desear se pudiera para volar. […] En Cáceres están establecidas en la mitad de la ciudad, en el corazón de la ciudad, en la iglesia de San Juan".
En 1953, Jesús Delgado Valhondo aumenta su actividad creadora y publica en el número 5 de los Cuadernos Alcántara, su primer libro de cuentos titulado Yo soy el otoño. Contiene narraciones cortas que no son simples relatos, sino una mezcla de prosa y poesía ligadas con detalles de un excelente narrador lírico.
EVOCACIONES DE CÁCERES
En 1961, la Diputación de Badajoz le edita Primera Antología, donde su afán por crear una ciudad perfecta, libre del dolor humano y del tiempo, lo lleva a recordar a Cáceres, la ciudad de su infancia y su adolescencia, a la que llama “ciudad de piedra”:
Primer misterio: la luna.
Un Padre Nuestro a los pasos
de nadie por el silencio,
de nadie por el espacio.
Ave María: la torre,
y Gloria Patri al palacio
y amén al hierro del aire,
espada del hijodalgo.
Segundo misterio: sombra.
Tercer misterio: el legajo.
Cuarto misterio: el convento.
En 1970 la Colección Ángaro de Sevilla le edita La vara de avellano, que cierra con una sentida elegía a su hermano Juan (último miembro de su familia directa), donde no faltan referencias emotivas de Cáceres:
Ya no está Juan allí, donde quería
verle y hablarle de cualquiera cosa.
Es un caído sol de mediodía
que en mi costado como cruz reposa.
¿Quién si no estás? Ya Cáceres vacío.
Por no encontrarte a ti a nadie encuentro.
Sólo una tumba en mí, hermano mío,
Cuando llega la democracia a España (y a Extremadura, además, la Autonomía), actúa contundentemente para que la región no se divida en dos territorios enemistados y se comporten como dos provincias hermanas: "El empleo inmoderado del lirismo […] lleva al énfasis, al relumbrón. [...] me están haciendo mucha gracia las reuniones y bla, bla, bla sobre esta sufrida y maltratada tierra. […] Cada cual se erige en jefe y a defender Extremadura como si estuviésemos en las últimas. Hace muchos años que pensé: Extremadura, una. Después he caído en la cuenta de que, en efecto, Extremadura es una con dos provincias: Cáceres y Badajoz. [...] Yo creo que es igual que sean dos, tres o cuatro. Lo que hay es que echarle […]¡Muchísimo lirismo! Y […] más vale amarse en dos provincias que no odiarse en una sola".
En 1982, la Diputación cacereña le edita Inefable domingo de noviembre. En 1989 participa en un curso de literatura extremeña en Cáceres. Finalmente, el 23 de julio de 1993 muere en Badajoz y es enterrado en Mérida. No obstante, para quedar patente que amó apasionadamente a ambas provincias y a las tres capitales con la misma intensidad, Valhondo dejó el encargo de que se esculpiera en su lápida este significativo epitafio: “Ya soy tierra extremeña”.
EPÍLOGO
Teniendo en cuenta lo anteriormente dicho, resulta complicado definir al poeta extremeño sin recurrir a sus vivencias en la ciudad de su niñez y de su juventud y, al mismo tiempo, no es posible concebir Cáceres sin Jesús Delgado Valhondo. Por tanto, se hace necesario que Cáceres sepa deducir el alto valor que representa el vate extremeño porque, sin lugar a dudas, es un componente clave de su personalidad contemporánea.
El motivo de tan contundente afirmación es que pocos han sentido Cáceres con tanta hondura anímica como Jesús Delgado Valhondo y menos han sabido expresarlo con su aguda, sentida y enternecedora sensibilidad: "Hasta qué punto absorbe Cáceres a un hombre lo sé yo bien. Porque hasta en la inconsciencia de la inspiración –lo que está más allá del alcance nuestro– del poeta que hubiera querido ser, ha brotado Cáceres en el poema que hemos escrito [...]. Pero a Cáceres sin amigos y sin palabras me la puedo suponer y quimerizar. Cáceres sola y muda. Cáceres noche y caminada. Cáceres, rosario y siglo. Cáceres, esquina y sueño. Cáceres ciudad jamás terminada de vivir y recordada nostalgia".
Sin duda, la revaloración de la íntima relación que Jesús Delgado Valhondo mantuvo con Cáceres sería un beneficio para el atractivo cultural de esta ciudad que, concebida líricamente a mediados del siglo XX por uno de sus hijos adoptivos más emblemáticos, ahora puede resurgir tomando como referente el halo de su trascendente evocación:
Cáceres, te recorro
misteriosa y lejana:
sueños, gestos, silencios cargados con mis años.
Tarde: violeta pálida.
Mi madre, mis hermanos.
Ya sólo Juan. Mi casa.
Los surcos de la luna. El aroma de siempre.
La calleja soñada.
Mis amigos: la frente
del tiempo: las espaldas
del tiempo. Las esquinas esperan la memoria,
y al final, la Montaña. […]
Cáceres vuela y vuelve
conmigo. A mi nostalgia
un niño cojo viene y alcanza la tristeza
al borde de mis lágrimas.
“UN ITINERARIO Y UNA PANORÁMICA”, Mérida (Mérida), septiembre 2012, pp. 59-61.
El autor describe el contenido de dos trabajos (Itinerario monumental de Mérida y Panorámica poética de Extremadura) fundamentales para Mérida (el primero), pues supone una forma original de visitar la ciudad bimilenaria, y para Extremadura (el segundo), porque es la primera antología que acoge textos de toda su historia poética.
El Itinerario monumental de Mérida es un recorrido histórico y literario por veinticinco lugares representativos de Mérida, que se agrupan en seis Rutas literarias, cuyo punto de partida es la Asamblea de Extremadura, un lugar simbólico pues de él emanan las normas que rigen la convivencia de todos los extremeños y, geográficamente, está situado en el centro de Mérida, es decir, en pleno corazón de Extremadura.
El autor describe el contenido de dos trabajos (Itinerario monumental de Mérida y Panorámica poética de Extremadura) fundamentales para Mérida (el primero), pues supone una forma original de visitar la ciudad bimilenaria, y para Extremadura (el segundo), porque es la primera antología que acoge textos de toda su historia poética.
El Itinerario monumental de Mérida es un recorrido histórico y literario por veinticinco lugares representativos de Mérida, que se agrupan en seis Rutas literarias, cuyo punto de partida es la Asamblea de Extremadura, un lugar simbólico pues de él emanan las normas que rigen la convivencia de todos los extremeños y, geográficamente, está situado en el centro de Mérida, es decir, en pleno corazón de Extremadura.
El Itinerario monumental de Mérida es un recorrido histórico, porque los lugares por donde discurren las rutas literarias son venerables ancianos: sus edades oscilan desde los 129 años de la Plaza de España a los infinitos del río Guadiana, que ya existía cuando comenzó a escribirse la historia, pasando por los 1200 años de la alcazaba árabe olos 2037 años del puente romano. Además son lugares con mucha historia, porque han formado parte de acontecimientos como la romanización o la islamización de Hispania.
Y, también, el Itinerario monumental de Mérida es un recorrido literario, porque Mérida es una ciudad muy poética. No en vano,el comienzo de la poesía en Extremadura se sitúa en las inscripciones funerarias de las necrópolis de Augusta Emerita. En el siglo XVIII nace en Mérida Juan Pablo Forner, uno de los principales representantes del Neoclasicismo español. A comienzos del siglo XX lo hace Jesús Delgado Valhondo, autor de una obra poética de especial magnitud. Y, años más tarde, ve la luz Rufino Félix, cuya poesía es de las más sobresalientes del momento poético actual.
Además, desde que se editan publicaciones periódicas en Mérida, se incluye abundantes poemas en ellas. Este interés se acentúa a mediados del siglo XX con la existencia de cuatro publicaciones que editan poemas: la revista de la Feria, el semanario Mérida (publicó 144 poemasen dos años) y dos revistas poéticas:Jaire, creada por los sacerdotesJuan María Robles Febré y Francisco Horrillo, y Olalla, fundada por Félix Valverde Grimaldi.
Cuando hace unos años la biblioteca pública Juan Pablo Forner, dirigida por Magdalena Ortiz, convocó a los grupos poéticos de la ciudad, asombrosamente acudieron a su llamada siete colectivos (Alcandoria, Babel, Ecos de Papel, Gallos quiebran Albores, El hombre aproximativo, La Luna sola y Poetas por la Paz). Actualmente, dos de ellos siguen destacando con sus actividades literarias y suponen una referencia para toda la comunidad: Alcandoria (Antonio Gómez, 1982) yGallos quiebran albores (Jesús Martínez, 1992, -el grupo fundador estuvo compuesto, además, por Rufino Félix, Miguel Combarros, Eladio Méndez y Antonio Salguero-).
Por tanto, historia y poesía siempre han estado estrechamente vinculadas en la capital de Extremadura, y de ahí la idea del Itinerario monumental de Mérida, cuyo objetivo es conocer Mérida de un modo trascendente pues, por ejemplo, el puente romano no es un puente cualquiera: por él han pasado un número incontable de personas de todas las razas, credos y colores de piel; en él han pisado civilizaciones (prerromana, romana, visigoda, árabe, cristiana) y ha resistido más de dos mil años el paso del tiempo. Es lógico,pues, que el viajero sensible sientauna emoción que trascienda la realidad cotidiana al andar por un sitio con más de dos siglos de historia y con tantas vivencias acumuladas.
Para conseguir esa trascendencia, el viajero puede ayudarse del mapa general de las Rutas Literarias, del mapa particular de cada Ruta, delos comentarios históricos, arqueológicos y poéticos, de las fotografías tratadas a conciencia con color, delos poemasescritos expresamente para esos lugares concretos y de las indicaciones para llegar a las paradas de las Rutas que realice. Las seis Rutas Literarias (con sus paradas, poemas y poetas) son las siguientes:
Pórtico: Asamblea de Extremadura (“Ayer hospital, hoy Asamblea” de Manuel Hurtado).
Ruta del Foro (I): Guadiana (“Sosegado Anas” de Gregorio Yáñez), Puente romano (“Meditación ante el puente romano de Mérida” de Manuel Fernández Calvo), Alcazaba (“Sueño de formas y piedras” de Paco Galán), Templo de Diana (“Presencia” de Rufino Félix), Foro (“Vida plena” de Alfonso Ossorio) y Arco de Trajano (“Bajo el Arco de Trajano” de Luis R. Varo).
Ruta del Decumanus (II): Plaza de España (“Plaza de Mérida” de Jesús Delgado Valhondo), Calle Santa Eulalia (“Ebria de días” de Faustino Lobato), Decumanus (“Tu calle luz-sol” de Antonio Luis de la Cruz) y Rambla (“El sueño de la Rambla” de Miguel Combarros).
Ruta del Hornito (III): Castellum aquae (“Voz del agua” deFrancisco Javier Carmona), Puente romano sobre el río Albarregas (“Breve guía para caminar un puente” de Raúl Aragoneses), Acueducto de Los Milagros (“Te piensa Proserpina” de Isabel María Méndez) y Hornito (“La santa” de H. P. Nogueras).
Ruta del Circo (IV): Xenodoquio (“Refugio de viajeros” de Pilar Fernández), Acueducto “árabe” (“Venero de nostalgias” de Eladio Méndez), Acueducto de San Lázaro (“La sutil sombra” de Suso Díaz) y Circo (“El clamor del silencio” de Félix Gala).
Ruta del Teatro (V): Museo romano (“Aliento vital” de Ana María Castillo), Casa del anfiteatro (“Resonancias” de Daniel Casado), Anfiteatro (“Tragedia en Emerita” de Francisco Rangel) y Teatro (“Teatro de los sueños” de Jonatan García).
Ruta del Mitreo (VI): Columbarios (“Soledad” de Jesús Mendo) y Casa de Mitreo (“Domus caeli” de Rosa Lencero).
En fin, el Itinerario monumental de Mérida está concebido para que quien desee realizarlo actúe como un viajero que contempla los lugares citados desde una perspectiva nueva. Se trata de gozar de la Ruta elegida de un modo sosegado intentando sentir ese halo de historia, misterio y vivencias que atesora, para alcanzar el sentido exclusivo que debedistinguir una visita especial alos lugares emblemáticos de Mérida citados.
Panorámica poética de Extremadura es el libro que, con el subtítulo “(Antología del siglo I al XXI)”, ha sido editado por la Fundación Jesús Delgado Valhondo y contiene una antología de poemas escritos o generados en Extremadura desde que la poesía aparece en las lápidas funerarias de Augusta Emerita (siglo I)hasta la poesía que se está escribiendo ahora (siglo XXI).
La novedad de la Panorámica es suestructuración en épocas literarias, la información sobre los hechos históricos y culturales fundamentales, las características de los periodos poéticos, sus textos y poetas relevantes que, por primera vez, aparecen encajados en su momento literario correspondiente.
En la portada del libro, Extremadura se encuentra sugerida en una encina de la que sólo se ve la parte superior, en una cigüeña que está en su nido encima del pináculo de una ermita (cuyo aspecto antiguo simboliza la historia de la tierra) y en el cielo amplio de donde, entre las nubes, salen unos bellos versos de Enrique Díez-Canedo (“Extremadura, madre del sonoro / tropel de los rebaños primitivos, / del alcornoque de la edad de oro / y del encanto gris de los olivos”). Arriba de la portada, se lee el título, el subtítulo y el nombre del autor.
Luego aparece una presentación donde se recogen detallessobre el origen, objetivos, contenido, enfoque y criterios de ediciónde la Panorámica. A continuaciónse suceden por orden cronológico las épocas literarias: Poesía de la antigüedad, medieval, barroca, neoclásica, romántica, realista, modernista, de la generación del 98, de la generación del 14, de la generación del 27, existencial, social, del conocimiento, de la transición, de la renovación, de fin de siglo y poesía actual.
Cada época presenta una introducción de dos páginas con datos históricos, literarios y poéticos, y luego, situados en su contexto, aparecen los poetas representativos ocupando cada uno cinco páginas, que contienen un estudio biobibliográfico de cada vate y varios de sus poemas (la media es de seis). Finalmente, se encuentra la bibliografía, la webgrafía y el índice onomástico.
La Panorámica era necesaria, porque no había en Extremadura una publicación que, en un solo libro manejable, recogiera una amplia muestra de poemas de toda la historia poética de la región. Un ejemplo de los 298 poemas y 44 poetas que acoge la Panorámica puede ser la Inscripción de Julia Sotira, anónimo.Romance de los infantes de Aragón, anónimo.Tú que con agua cristalina y pura de Cristóbal de Mesa.Pequeñez de la grandeza humana de Juan Pablo Forner.Una corona, no: dadme una rama de Carolina Coronado.Varón de José María Gabriel y Galán.Compuerta de Luis Chamizo.Encinas de Jesús Delgado Valhondo.Las palomas de Manuel Pacheco.Yunque humano de Luis Álvarez Lencero.Piedras de Jerusalén de Santiago Castelo.Un día de estos de Jaime Álvarez Buiza.Ah, las palabras de Luciano Feria.Sirena de Rufino Félix y Crónica del alba de Daniel Casado.
Llaman la atención, también, las inscripciones de los puentes romanos de Alcántara y Mérida, los versos de los poetas árabes del reino aftasí de Badajoz, los romances anónimos donde aparecen citados personajes y lugares de la región ylos poetas representativos de cada época (entre otros, Carolina Coronado, Gabriel y Galán, Luis Chamizo, Eugenio Frutos, Luis Álvarez Lencero, José Antonio Zambrano, María José Flores, José María Cumbreño), que aparecen intercalados conpoetas desconocidos para el gran público como Luis Zapata, el Francisco de Aldana, Cristóbal de Mesa, Luisa de Carvajal, Catalina Clara Ramírez de Guzmán, Gregorio de Salas, Antonio Hurtado Valhondo, Manuel Monterrey o Alfonso Albalá, cuyos poemas resultanmuy atractivos.
Por esta variopinta mezcla de poemas, épocas, tendencias y poetas, que giran en torno a un lugar concreto, Extremadura, y a su idiosincrasia, la Panorámica es un libroque teóricamente debía interesar a todos los extremeños que quieran conocer, a través de la poesía, rasgos fundamentales de su razón de ser.
“¿MONTIJO DA PARA UN CANTO?”, La ventana de las Vegas Bajas, septiembre 2012, p. 7.
Por esta variopinta mezcla de poemas, épocas, tendencias y poetas, que giran en torno a un lugar concreto, Extremadura, y a su idiosincrasia, la Panorámica es un libroque teóricamente debía interesar a todos los extremeños que quieran conocer, a través de la poesía, rasgos fundamentales de su razón de ser.
“¿MONTIJO DA PARA UN CANTO?”, La ventana de las Vegas Bajas, septiembre 2012, p. 7.
Canto general (a la Villa de Montijo) de Francisco Rangel fue presentado el 28 de junio en el mismo lugar por Jesús Mendo, profesor de Filosofía de la UNED y presidente de la Asociación poética emeritense Gallos quiebran albores, que destacó del libro su carácter literario y cómo el poeta lo había conseguido a base de imágenes y símbolos con los que había logrado trascender la realidad, hasta el punto de que ésta aparece como nueva ante el lector de una forma sugerente y evocadora.
En un principio parece que el título le viene grande al poemario, pues de entrada resulta difícil asimilar que un pueblo como Montijo pueda generar un Canto. Pero, después de leerlo se piensa de manera distinta, pues no es un canto centrado sólo en unas cuantas personas y algún hecho aislado sino también en oficios (labrador, pastor, maestro, cantaor, mago), ambientes variados (la iglesia, la era, los caminos, el campo), recuerdos indelebles (vivencias con personas, experiencias personales) y un amplio entorno físico y geográfico (Montijo y su amplio término). Luego la voz solemne, emotiva y trascendente, que imprime el poeta a los variados poemas, le confiere el tono adecuado.
La verdad es que comencé el libro sin la necesaria predisposición, quizá influido negativamente por el negro de luto de la portada que, evidentemente, es inadecuado para un Canto (que, además, no es lúgubre) pero, a lo largo del poemario, me he encontrado con tres poemas que me emocionaron por su fina sensualidad ("La flor de la vega", "Oraje" y "En la ribera del Lácara") y con el poema “Amor”, donde el poeta cuenta con ternura la historia de amor con su mujer: “Ahora en que la luz crepuscular / alumbra el horizonte en nuestras vidas, / sólo cuentan las glorias obtenidas. / Contigo he descubierto qué es amar / sin trabas, sin premura, sin medidas”.
A estos poemas debo agradecer que me hayan inducido a leer el resto del libro con mejor talante y, gracias a ello, me he encontrado con poemas muy emotivos que destacan el origen épico del lugar poetizado ("Raíces", "Oda a Montijo", "Blasón"), los amaneceres y crepúsculos en que el poeta se siente mimetizado con el paisaje ("Amanecer en Morante", "Atardecer en la Muela", "Alba montijana"), los oficios que sustentan su ámbito rural ("Labradores", "A un pastor", "Querido maestro"), los lugares representativos ("A la iglesia de san Pedro", "A la ermita de san Gregorio", "¡Ay tanto olvido!"), las actividades culturales de la coral, el grupo Agla o de un cantaor ("Coral", "Danza", "Cabal"): "Como el agua que emana de las cumbres, / con rumoroso canto, clara y limpia, / así arroja el brocal de tu garganta / un rimero de cantes afinados".
También la muerte, que nunca falta, campea entre estos poemas vigorosos en composiciones dedicadas a personas fallecidas, a un jabalí abatido o a un abeto seco, incluso el mismo poeta insiste con breves trazos en que se siente ya cerrando el último capítulo de su vida: "Ahora, en este puerto de sosiego / donde todo es soñar con el pasado, / aguardas el final de la partida".
No obstante, la muerte no logra empañar el tono positivo del Canto, pues contiene poemas a la poesía, la música, a un poeta (Rafael González Castell), a la magia, a la danza ... en un tono alentador, y también se localizan bastantes poemas desenfadados como "El Estillero" y "La corrobla", donde el poeta cuenta festivamente las celebraciones con sus amigos: "Era un chivarro tan viejo / que, a pesar de la cochura, / su carne, como el pellejo, / seguía resistiendo, dura, / en el fondo del caldero".
El Canto general de Francisco Rangel no es sólo una alabanza a un lugar, sino también un elogio a la vida, a las relaciones sociales, a la comunión con el entorno natural, a los sentimientos y emociones más humanas. Un oasis en este mundo bronco. Por tanto, cuando se termina la lectura del libro, se descubre que, por arte y magia del poeta, Montijo, un pueblo de algo más de 15000 habitantes, da para un Canto.
-“LA MÚLTIPLE PENA DE MANUEL HURTADO”, http://gallosquiebranalbores.blogspot.com.es/
2012/10/la-multiple-pena-de-manuel-hurtado.html, 8-10-12.
“SÍMBOLO Y PROFECÍA DE MIGUEL COMBARROS”, REEx (Badajoz), LXVIII, III, septiembre-diciembre, 2012, pp.1558-1560.
De Símbolo y profecía, lo primero que llama la atención es la portada, porque indica sin palabras,a través de imágenes, los dos rasgos definitorios de la personalidad del padre Miguel Combarros: su amor por la vida y su esperanza en Dios. Él está seguro, apoyado en el cimiento de su fe, de que el ser humano debe vivir la existencia con una actitud positiva, de agradecimiento a Dios por haberlo elegido para participar en esta apasionante aventura que es la existencia.El ser humano es naturaleza y, por este motivo, puede apreciar su grandiosidad y valorar el privilegio de formar parte de ella y de sentir, e incluso ver, a Dios en los símbolos que cotidianamente tiene al alcance de su entendimiento. Y este seguro convencimiento es el contenido que preside el poemario Símbolo y profecía.
La fotografía de la portada, que es de una cascada del Monasterio de Piedra con tres niñas delante en actitud desenfadada, contiene ambos conceptos profusamente: la existencia se refleja en el agua que cae, abundante, dinámica, llena de vida, y en las chicas, cuya actitud despreocupada, propia de la juventud,indica que están rebosantes de energía y de deseos de vivir la existencia con emoción.
El libro se abre con un poema prólogo en el que el poeta descubre dónde radica la fuerza vital de su inveterado optimismo: su fe en Cristo por su entrega en la Pasión para superar la muerte y librar al ser humano de ese obstáculo hasta entonces insalvable, que suponía la nada y lo obligaba a vagar sin esperanza. Desde ese momento el ser humano pudo tener fe en el futuro, pues Cristo había vencido la gran dificultad que anulaba su esperanza, y le fue posible pensar a largo plazo, porque ya no existía la muerte definitiva: “De pie sobre la muerte, Cristo erguido / en viva geometría de ternura, / levantas en tus brazos a la altura / la esperanza del hombre redimido” (“La luz resucitada”, p. 11).
El poemario después se divide en cuatro partes. La primera titulada “Odas cardinales”, comienza con un poema donde, a través de gozosas alegorías, el poeta descubre su sentido luminoso de la vida al identificar a Dios con elementos primordiales de la naturaleza, donde se hace presente en las cosas tangibles que cualquiera identifica fácilmente: Dios-sol, Dios-mar, Dios-río, Dios-brisa, Dios-Himalaya, Dios-lluvia, Dios-viña, Dios-mendigo, Dios-noche cuajada de estrellas y luceros. Y también muestra que el ser humano es coprotagonista con la divinidad de este magno suceso, un hecho muy importante porque es el que da sentido a la existencia del creyente: Dios sol - ser humano girasol, Dios mar-ser humano arena, Dios río-ser humano arroyuelos, Dios brisa-ser humano esponja de algodón, Dios Himalaya-ser humano alpinista, Dios noche-ser humano luciérnaga, Dios lluvia-ser humano flores, Dios viña-ser humano sarmiento, Dios mendigo-ser humano samaritano (“Símbolos”, p. 15).
Después, en las odas anunciadas en el título de esta parte, el poeta expone con suactitud positiva un cúmulo de razones que explican por qué la vida merece ser vivida (“De la tierra naciste y es de tierra / este cuerpo mortal que te acompaña…¡Qué paisajes de ensueño ...!¡Qué asombro el de las rosas … ¡Qué música del viento …!¡Qué espléndido escenario …!”, “Oda a la madre tierra”, p. 17). Para que su mensaje llegue mejor al lector, el poeta se vale de símbolos como el del agua, que beneficia al ser humano en forma de lluvia, manantiales, flores (“Por ti canta el jilguero en la enramada, / se visten de colores y de aromas / las rosas, el tomillo y la retama, / y excavan los torrentes y los ríos / sus cauces hasta el mar”, “Oda a la hermana agua”, p. 19),el del fuego, símbolo de la luz vivificadora que da energía y lucidez a la existencia e ilumina el camino hacia el amor humano (“Al amor de la lumbre nuestros padres / revivían la historia de tu amor, / tejida con recuerdos entrañables / que estrechaban los lazos familiares”, “Oda al hermano fuego”, p. 21), o el de la primavera que, tras cada invierno, se convierte en símbolo de la renovación de la vida: “Una estación tras otra, / detrás de los otoños y veranos, / desfilan los inviernos; / pero triunfal renace, / refulgente e inmortal, la primavera, / restallante de vida a borbotones” (“La fiesta de la vida”, p. 23).
La segunda parte, que se denomina “Símbolos bíblicos”, comienza con la alegoría de la cruz que, según el poeta, es brújula y faro para la vida y la salvación (“Tus brazos trasversales / abrazan continentes y naciones. / Tu flecha vertical perfora el infinito / y nos muestra el fulgor de tus promesas”, p. 33). Después le sigue el símbolo del pan, fruto de la tierra para todos los seres humanos y metáfora de la amistad porque, igual que el pan, puede ser compartido: “Está gritando amor / porque es tierno, crujiente y oloroso, / porque es pan del hogar y nos procura / la fuerza, la salud y la alegría / de sentirnos hermanos a la mesa” (p. 35).
Posteriormente aparecen los símbolos de la viña, imagen del ser humano que intenta ganarse el amor perdido de Dios (“Cámbiame el corazón / para empezar de nuevo a cultivar / esta viña feraz que me entregaste”, p. 36), del hijo pródigo, símbolo del pecador que vuelve a su origen (“Aunque no lo merezco, / déjame llamarte Padre para siempre. / Para siempre también / yo habitaré en tu casa, / como el perro más fiel, / feliz y agradecido, pendiente de su amo”, p. 38), y dela llama de una lamparita que es símbolo dela presencia perenne de Dios aunque no se advierta (“Descubre ya el milagro que espabile / nuestra fe vacilante, / como esa lamparilla sin aceite. / Transformanos en llama permanente / para incendiar el mundo con tus rayos”, p. 47). El apartado se cierra con un precioso poema a la Virgen,“Aurora de mis sueños”, que contiene otro bello símbolo: la Virgen es la luz que ofrece al poeta la esperanza con el nuevo día: “Fuente de luz y manantial de vida, / y lago transparente que tú nos canalizas / a nuestra tierra inhóspita y sedienta, / convertida en vergel de la esperanza” (p. 50).
La tercera parte, titulada “Abrazo místico”,está dedicada a la relación íntima (mística) del poeta-hombre con la divinidad, que se observa en los mismos títulos de los poemas (“Te necesito, Dios”, p. 55, “Escuchar tu voz”, p. 57, o “Contemplarte”, p. 60), cuyos enunciados son elocuentes: el poeta no es un soberbio que se crea único y autosuficiente sino un ser común que anhela la compañía de Dios y lo encuentra en la oración, en la naturaleza, en la música, en sus semejantes, en su vida diaria: “Envuelto en tu misterio de armonía, / voy respirando paz y repartiendo / serena mansedumbre / con mi voz, con mi gesto y mi sonrisa” (p. 62).
En la cuarta parte, que lleva el título de “Símbolos profanos”, el poeta sale de su intimismo, mira a su alrededor y destaca símbolos que lo atraen como el del peregrino, que sigue su caminar a pesar de los obstáculos del camino, o África, símbolo de la creación en la que Dios se recrea (“Hoy levanto mis versos / por encima del tiempo y de la noche / para cantarte a ti, África mía. Todo es sagrado en ti, todo es fecundo, porque acunas a Dios en tu regazo”, p. 77). Termina el poemario con un bello y excelente soneto a la Virgen, “Decirte que te quiero”, donde el poeta desgrana los motivos de su amor apasionado: “¡Qué fragancia de luz siento a tu lado, / qué calor maternal bajo tu manto, / qué música interior cuando te canto, / qué frescura de amor acumulado!” (p. 85).
Sin embargo, no se debe pensar que el padre Miguel Combarros sea un ingenuo que, cegado por su amor divino, no advierta las dificultades que el ser humano se encuentra en el camino de la vida, pues también siente el paso del tiempo en él mismo y en las cosas, pero siempre termina sus reflexiones de un modo esperanzado como se puede comprobar en el poema “La espadaña”, donde recuerda con nostalgia su pueblo que ha sufrido la acción demoledora del paso del tiempo: “Movidas con un viento de esperanza, / escucho las campanas tañendo a la alborada; / mas no doblan a muerto, que repican / el ángelus glorioso de la resurrección” p. 82).
Símbolo y profecía, cuyos poemas son auténticas oraciones, ofrece los símbolos donde el padre Miguel Combarros presiente, intuye y ve a Dios con un tono alentador, razonables argumentos, capacidad poética y dotes oratorias. Consigue así que quien lea atento este poemario también presienta, intuya y vea a Dios porque todo, que es un enigma insondable (el agua, el aire, los animales, el mismo ser humano), adquiere una razón universal en sus límpidos y trascendentes versos.
Sin duda, Símbolo y profecía es otro magno canto a la vida de Miguel Combarros, el poeta de la luz y de la esperanza.“GALLOS QUIEBRAN ALBORES: VEINTE AÑOS DE POESÍA EN MÉRIDA”, Mérida (Mérida), septiembre 2013, p. 54-56.
En este artículo, Antonio Salguero informa sobre la trayectoria de la Asociación Cultural Gallos Quiebran Albores de Mérida que, en este año, celebra su veinte aniversario de tertulias poéticas y actos literarios, tiempo y actividades que han contribuido a enriquecer el ambiente literario de la capital autonómica.
Fue allá por 1993 cuando un grupo de amigos (Miguel Combarros, Rufino Félix, Jesús Martínez, Eladio Méndez y Antonio Salguero), alentado por el tercero de los citados, nos reunimos por primera vez para crear una tertulia literaria en la que pudiéramos hablar de poesía e indagar en el hecho poético (aunque no eludíamos los otros géneros ni las demás Artes). Nuestro manifiesto, editado en la primera Antología de Gallos, titulada Gallos quiebran albores (1998), aireaba que nos unía el vínculo de los sentimientos universales: la paz y la concordia, el diálogo que busca el bien común, la transmisión de las vivencias personales, la necesidad de construir entre todos un mundo más habitable, el respeto por la naturaleza y, en definitiva, el deseo sincero de compartir y sentir que todos estamos hermanados. Declaraba también que concebíamos la poesía como el último reducto de los sentimientos en un mundo convulso y como un medio de comunicación, de comunión, de indagación y, si era necesario, de denuncia. Por último, reivindicábamos el valor de nuestra tradición lírica sin menoscabo de la renovación poética.
En las dos últimas décadas, Gallos Quiebran Albores hacomenzado su temporadade tertulias en septiembre y las ha finalizado en junio. Las tertulias, que se han celebrado los sábados cada tres semanas de acuerdo con un calendario, se han estructurado en tres partes: 1)Exposición de un tema poético (la poesía de un poeta preferido o de una época literaria -en las dos primeras temporadas se hizo un repaso por la historia de la poesía española y, en las últimas, por la de Extremadura-, la Retórica y sus recursos líricos, las traducciones de poetas extranjeros, los fundamentos de la poesía). A estas alturas, pocos poetas españoles y foráneos conocidos han quedado sin tratar en Gallos. 2)Lectura de poemas propios por parte de un tertuliano y comentarios de los asistentes sobre su forma y su contenido. 3)Comentarios de noticias y hechos literarios-artísticos. Empezamos las tertulias en la parroquia redentorista, luego pasamos al Centro Cultural Alcazaba, seguimos en la Politécnica y, por último, nos asentamos en la Biblioteca Pública Jesús Delgado Valhondo, donde hoy continuamos.
El grupo lo formamos personas de distintas ideas (para evitar conflictos hemos acordado no hablar de política ni religión), ocupaciones (estudiantes, jubilados, profesores, funcionarios, técnicos) y procedencias (algunos componentes proceden de Ecos de Papel, Alcandoria y Poetas por la Paz, y otros eran personas aisladas que encontraron en Gallos el ambiente anhelado). Sin embargo, todo se unifica mágicamente cuando el grupo se pone a hablar de poesía y cada uno aporta libremente sus trabajos, poemas, opiniones y perspectivas en un ambiente de respeto general incluso por formas e ideas distintas.
Paralelamente, la tertulia ha ido organizando actividades y participando en otras como homenajes, recitales en colaboración con el Ayuntamiento, el Liceo, colegios y asociaciones de Mérida, actos para difundir la poesía en Mérida y Extremadura, presentaciones de antologías y poemarios, programas de radio en Radio Forum (Magazine, Jardín secreto, La voz en espiral), Tele Mérida, Canal Extremadura y emisoras nacionales, certámenes literarios, tertulias de Ventana Literaria de Almendralejo o de la pacense Página 72, actos con poetas de Badajoz en el Café Victoria, Ateneo, Hernán Cortés, con grupos extremeños y andaluces, semanas culturales, fiestas de Navidad, itinerarios ... En 1999, Gallos quiebran albores crea su Tertulia de Artes Plásticas, donde se integran muchos poetas de la tertulia literaria que eran pintores y artistas plásticos que se relacionaban con ellos.
El sábado, 8 de junio de 2013, la Asociación emeritense celebró su XX Aniversario en un acto integrado en la Feria del Libro de Mérida. Lo abrió nuestro presidente, Jesús Mendo, que dio paso al concejal de Educación, Francisco Robustillo, cuyo empeño ha hecho posible la edición de la sexta Antología de Gallos, titulada Como un río sonoro de manzanas, porque creía necesario destacar la importancia de Gallos quiebran albores para el ambiente cultural de Mérida. Luego dio la palabra a Francisco Javier Carmona que realizó un repaso de la historia de Gallos y recalcó la tarea difusora de la poesía llevada a cabo por Gallos en sus veinte años de existencia. A continuación me dio paso para presentar la Colección Emerita de Poesía (1998), donde ha sido editada la Antología citada y las cinco anteriores (Gallos quiebran albores, 1998. Inacabable telar de eterna sinfonía, 1999. Cometas de luna blanca, 2000. Poemario de bitácora, 2002. Rizomas, 2008).
Como un río sonoro de manzanas es un título sensual, aromático y lírico que hemos escogido del poema titulado “Poema de amor” de Pilar Fernández. En Como un río sonoro de manzanas participan 27 poetas de Gallos quiebran albores, cuyas características globales son el interés por la expresión poética, la variedad temática y la diversidad formal.
JOSÉ MARÍA ARANDA concibe la poesía como un arte y, por tanto, entiende que se puede expresar en múltiples formas artísticas su preocupación por la situación actual del mundo y el efecto negativo que produce en el ser humano corriente su inestabilidad: XIII / Noches de sándalo, / noches de lágrimas, / noches de plegarias. (“Naufragio”)
MARI CARMEN ALEGRE expresa su poesía con una forma sorprendente a través de un surrealismo muy personal, donde confiesa que su tristeza la consiguió una tarde en el supermercado o relaciona el miedo con agosto en una asociación impactante: hay cuentos que precisan / música de fondo / para evitar el miedo. / Entiende que el miedo no abriga / y puede ser que agosto tampoco. (“Cuentos”)
LUIS ATIENZA es un poeta cuya poesía refleja una amplia cultura que ha conseguido a través de su experiencia vital, sus lecturas, su formación intelectual y sus viajes por el mundo. De ahí su poesía cosmopolita y culta: Cristales de granada llevo en la lengua / Y así ando y voy y vengo, / borracho de deseo y todo yo un suspiro. (“En el jardín”)
FRANCISCO JAVIER CARMONA es un poeta pulcro, de fino estilo, con una expresión sintetizada de calidad. El objetivo que persigue, cuando escribe un poema, es compartir su mensaje con el lector, con el que desea comunicarse de una forma activa a través de la sugerencia: Tú, con ellas, / irás cayendo en el regazo blanco / de este libro, / como princesa cautiva del letargo, / mientras mi voz te mece. (“A María, rozando el sueño”)
ANA MARÍA CASTILLO goza de un carácter soñador y escribe versos, porque concibe la poesía como un medio especial de comunicación y una necesidad espiritual. Ha editado El despertar de las adelfas; Vuelos de eternidad; Petra, la noche y tú y La música de las horas: Es el tiempo de la flor, sólo. / Ni siquiera es la hora / de la fruta temprana. / ¿Quién apaga los muebles? / Te has quedado, de nuevo, / a tientas con la vida. (“La sonrisa”)
ANTONIA CERRATO es una mujer activa, cuyos versos desvelan a una persona sensible, preocupada por el mal del mundo, sobre todo, por los niños. Ha publicado Santa Amalia, ayer y siempre y El misticismo del olivo: Un tren, deseo y esperanza / en esta tarde de marzo / con el recuerdo de las nubes / en la memoria de un beso. (“A Beatriz Cidoncha, mi hija”)
MIGUEL COMBARROS, el poeta de la luz y la esperanza, tiene una poesía alentadora, fruto de ricas vivencias y de su formación intelectual. Ha editado Caminos hacia el alba; El don de la Palabra; Símbolo y Profecía …: En el horizonte / siempre hay una estrella. / Aunque densas nubes / no te dejen verla, / en el corazón / de los que la esperan, / viva y reluciente, /siempre hay una estrella. (“Siempre hay una estrella”)
JOSÉ MARÍA DEL ÁLAMO tiene una poesía contundente, severa y militante, pues su poesía es el reflejo de su vida, de esa manera combativa de concebir la existencia con el fin de mejorarla. No obstante, no le cuesta ser receptivo y tierno cuando el amor lo cautiva: III / EL VIENTO TIENE LLAVES / DEL COFRE DE LAS PALABRAS / LOS LABIOS CUANDO SE BESAN / DIALOGAN CON VOZ CALLADA. (“Tríptico”)
JUAN MANUEL DEL POZO es un poeta nato, emotivo y hondo, cuyos versos toman pleno sentido cuando los recita emocionadamente.Ha publicado Con lágrimas llegaron los sueños; Las cuarenta en soledades …; Sarmientos yLa huella de dos vientos: Tu verano, resol de primavera, / aromado de hinojos y romero, / sorprendió a mi otoño en su ancladero / a la orilla solaz de la ribera. (“Verano en mi otoño”).
JESÚS DÍAZ es un poeta que manifiesta en su poesía esa típica nostalgia gallega (morriña se llama) por estar lejos de su tierra o por quienes ha dejado formando parte de su exuberante y verde paisaje, que él nos ha traído en versos llenos de fuerza y amor por su mundo: Ourense / raíz de agua y viento / que descansa sobre la columna de cristal / mientras derrite los pétalos / de la memoria pétrea. (“Ourense”)
MIRIANA DÍAZ HUAMÁN es el exotismo hecho poesía y la conexión de Gallos con sus raíces hispanoamericanas. Sus poemas están llenos de ensueños e idealismos, que se mezclan con los aromas sensuales y coloristas de aquellas tierras tropicales: La emoción tiene nombre de mujer, / de mariposa, / y de rosa; / profundamente dormida / dentro de su propia poesía, (“La emoción del pensamiento”).
RUFINO FÉLIX es por antonomasia el poeta de Mérida. Sus poemarios (Tarde cerrada; Memoria de la luz; Las ascuas; El tiempo y el mar; La granazón del frío; Mies encendida) giran en torno a la necesidad de rescatar su época de plenitud, que el tiempo ha arrastrado hacia la desmemoria: Hay un revuelo de pájaros / en la cercana arboleda. / Yo escucho su claridad, / el despertar de la tierra. (“Despertar”)
PILAR FERNÁNDEZ es la que nos ha puesto en contacto con la poesía etérea de Safo, la cultura del norte de África (Tombuctú 52 días), con las islas griegas del Egeo, con sus amores en Lisboa (Esta precaria dicha) o nos ha descubierto el amor por los gatos: A veces la vida / nos da una tregua / y todo parece, al fin, / haber encontrado su lugar. (“Atardecer en Puerta Palma”).
MARÍA JOSÉ FERNÁNDEZ escribe una poesía emotiva y muy atenta al ritmo del poema; de ahí su búsqueda de la musicalidad perdida cuando escribe versos y rememora o crea canciones infantiles como en su Retazos de mi infancia: Grabaré tu suspiro en la voz del albatros; / buscaré cicatrices en tu cuerpo guerrero; / rociaré -con cicuta- tu pecho azulado, / sentiré su fulgor llameante de fuego. (“Cuando lleguen las lluvias”)
JUAN GÓMEZ elabora una poesía sensible y emotiva en la que trata los más variados temas cotidianos, alentado por esa necesidad que tiene de expresarse desde lo más íntimo de su conciencia de hombre de bien, arraigado en su pueblo, bondadoso y sencillo: Cuando escribo mi dolor / en mis poemas de duelo, / son lágrimas que van al mar / en una barca sin remo. (“Motivos de sobra tengo”)
MANUEL HURTADO comenzó con un libro lleno de emoción titulado Ecos del pueblo, que tuve el honor de presentarle en Villanueva del Fresno. Después nos sorprendió con Tiempo de impostura y más tarde con Ensayo de ausencia, un libro estremecedor: Se alejaron las tormentas / entre cielos muy nublados / y la calma es lo que reina / en la soledad del patio. (“La luna del patio”).
EMILIA JIMÉNEZ tiene el mismo interés por superarse que cuando escribía versos deliciosamente primitivos. Ahora compone poemas donde se mezclan sus tremendas ganas de vivir con hechos de la realidad que le preocupan: Solamente quebró el silencio, / el sonido de aquella cizalla, sesgando aquellas cadenas que lo aferraban / a la reja de lo que hasta entonces, / había sido su hogar… (“Desahuciado”)
FAUSTINO LOBATO es autor de una poesía con una carga filosófica que trasvasa sus reflexiones a unos versos enjundiosos, con los que conforma unos asentados poemarios (Poemario gitano, Pegados al horizonte o Las siete vidas del gato): Qué camino seguir sin romper / este invierno forzado que marca el barro / con la luz en la línea del agua. (“A punto de gritar”)
FRANCISCO JOSÉ MARTÍN DEL HOYO compone unos espontáneos y sentidos versos, que traslucen la búsqueda de su propio yo o lo que es lo mismo de su destino en un mundo que no se lo pone nada fácil en el terreno personal: dañas mi corazón, la propia existencia, / y te vas más tarde, pervertida / en vahídos que te recuerdan. / La próxima vez que vuelvas, / tráete a la esperanza compañera. (“Soledad”)
ANA BELÉN MARTÍN es la benjamina de la Asociación y eso se nota en su poesía que versa sobre males de amores, propios de una adolescente, y de su amor por la expresión literaria, que en la Antología se manifiesta en poemas repletos de pasión romántica: Veo una luz verde en el campo de rosas, / quiero llegar a tu cálido hogar, / sentir con tus abrazos la textura del sueño. (“Sé del silencio”).
ELADIO MÉNDEZ es un tierno poeta, que vierte sus inquietudes en poemillas llenos de dulzura con forma de nanas, y que, a la vez, se encuentra muy preocupado por los seres afectados por la pobreza o por un mal endémico como la guerra: Mi padre es de esos niños / que jugaban a ganarse la vida / soportando en sus manos / la hoz del jornalero / y en su aterida espalda / la inclemencia del yugo, (“Mi padre”).
ISABEL MARÍA MÉNDEZ tiene una poesía que incide sobre su experiencia cotidiana, donde mezcla la ironía con la nostalgia por su mundo perdido y unas enormes ganas de vivir. Su único libro de poemas, aún inédito, se titula De lo que cabe en un latido: Hoy soñé que era una joven bruja / repudiada por mis padres. / Y al despertar me dolían las uñas. / Y eso es verdad.(“La antesala del verbo”).
JESÚS MENDO elabora una poesía sentenciosa influida por su formación filosófica y por la profundidad de sus reflexiones, aunque también sabe ser natural y espontáneo. Destaca, además, por sus extraordinarios comentarios de texto, conferencias y presentaciones de libros: ¡Si el aire supiera / la envidia que le tengo…! / ¡Mira que eres linda, / mi niña, tormento! (“Si el aire supiera”)
PAQUI QUINTANA se caracteriza por su delicadeza lírica, su sensibilidad y la fuerza de su emoción. De su poesía emana una sinceridad, que se manifiesta a través de unos versos clarividentes. Ha editadoAmor, realidad y sueño y La huella de dos vientos: Eres, hija, mi nueva primavera, / el tibio sol de mis amaneceres. / Mirarte es el mayor de mis placeres / y saberme tu madre, mi bandera. (“Flor de mi amor”).
ANTONIOSALGUERO escribe versos justificados a la derecha, no tienen signos de puntuación, sus temas son actuales …, porque piensa que la poesía debe tener un compromiso ético, que advierta la necesidad de cambiar, sin más demoras, el rumbo que sigue este mundo que no es habitable: Utopía / ideal irrealizable / sin embargo / existe una ficción transmutable en certeza / esto es / un mundo en armonía (“Utopía”)
GREGORIO YÁÑEZ es un poeta con una variedad temática donde se mezclan recuerdos de vivencias infantiles con versos que destacan el arte y la maestría del toreo e, incluso, asuntos más trascendentes como es la concepción de la ciudad como una prisión para el ser humano: Aquí malviven entre barrotes de cien metros / millones de nombres sin ciudadanos. (“Ciudad”)
PETRI CABANILLAS es la decana de nuestra tertulia literaria que, para la ocasión, ha hilado un poema evocador lleno de emoción que hemos colocado como colofón de la Antología: Luis, yo sé bien / que no te fuiste / para siempre; / que, como el sabio dijo, / sólo te adelantaste en el camino; / que, en algún lugar, / me aguardas / para recorrer juntos / la senda de la luz. (“Yo creo”).
Por último la Asociación Gallos quiebran albores, entregó los premios de su Concurso Literario de Poesía Infantil que consistieron en un bello diploma y un lote de libros, donado por la Editora Regional:
PRIMER PREMIO: Poema La luna se ha perdidode Amalia Valadés García, alumna de 5º C de Primaria del colegio público (C.P.) Amalia de Sajonia, de Santa Amalia. SEGUNDO PREMIO: Poema titulado El ruiseñor de Alba Zapata Velázquez,alumna de 6º de Primaria del C.P. Francisco Giner de los Ríos de Mérida. TERCER PREMIO: Poema Te has ido de Fernando Muñoz Nieto, alumnode 6º de Primaria del C.P. Amalia de Sajoniade Santa Amalia. MENCIÓN a Cristina Sánchez Fernández-Freire, alumna de 6º de Primaria del colegio Santa Eulalia. HH. Escolapias de Mérida, por su poema La mariposa y la flor. Y aManuel Pozo Pulido, alumno de 6º B de Primaria del C.P. Octavio Augusto de Mérida, por su poema Mi monito Malí.
Finalmente, con el agradecimiento a todos los que han seguido nuestras actividades durante dos décadas y a los asistentes al acto, el presidente de Gallos quiebran albores Jesús Mendo dio por finalizada la conmemoración del XX Aniversario.
-“EL AGUA DE LAS VEGAS DEL GUADIANA DE José María Castón de los Santos"(p. 67) y “EL GALOPE DEL OTOÑO de Justiniano Gutiérrez Muñoz” (p. 69), Revista de la Fiesta del Santísimo Cristo del Rosario (Torremayor), 13-9-14.
“PALABRAS A DAVID Y CARMEN EN SU BODA” [GUIÓN DEL PADRINO], Mérida, autoedición, 4-10-14.
¡Hola, a todos, familias y amigos de David y Carmen! ¡Bienvenidos a su enlace matrimonial en este bello entorno, el cortijo de una finca típicamente extremeña con un nombre no menos enraizado en nuestra tierra: La Cortezona! Y con una música ambiental del más renombrado grupo folk que tenemos ahora en nuestra tierra: Acetre, músicospaisanos de Olivenza, que han sabido remozar de una forma bellamente moderna la canción popular extremeña sin perder sus raíces. A los organizadores de esta ceremonia lesencantaba una gran variedad de canciones, pero hoy creían que debían ambientar con una música de esta tierra nuestra, que va en perfecta comunión con el entorno que disfrutamos porque, no es difícil descubrir en cada canción de Acetre, que suelen tener una parte musical amplia, las tonalidades de la tierra, el aroma del campo, el cielo inmenso que nos cubre, la luz intensa que nos vivifica o la brisa que nos acaricia.
Dicho esto ¡Qué guapo veo a todos y, especialmente, a todas empezando por la novia, siguiendo por la madrina, la madre de la novia, las abuelas, las tías, las primas, las amigas …! ¡Guapas! Gracias por echarle ahorrillos y tiempo, pues todas con vuestra inmejorable presencia estáis contribuyendo decididamente a que este acto se convierta en espléndido.
También veo muy presentables a los hombres, al padre del novio (al de la novia no lo veo, por razones obvias, vosotros diréis …), a los tíos, primos y amigos, con vuestros trajes de las bodas, corbatas pintorescas, algunas un tanto aferradas al cuello que, por cierto, os la podéis soltar un poco ... y relajaos pues ya os han hecho las fotos; esta ceremonia es el comienzo de un día que debe ser muy distendido para todos.
Yendo al tema, hoy que gozoso traigo a mi hija al altar, me parece aún más que el acto del matrimonio es un hecho muy valiente porque, con este acto público, David y Carmen, se atreven a decirle (cara a cara, sin medias tintas) al mundo, representado por todos nosotros, asistentes a la ceremonia, que se aman y desean compartir sus vidas en un proyecto familiar común. Es como oírles decir: Sí la/lo quiero y deseo su compañía, su consejo, su apoyo y, por qué no decirlo, sus caricias, sus susurros y sus hijos (comprenderéis que me aventure en terrenos sensuales pero hay que animarlos, pues necesitamos niños a porrillo por eso del descenso demográfico, ¡Ah, y también porque quiero ser abuelo! que todo hay que decirlo).
Bien, pues, después de decir esto, me vais a permitir que le dirija unas palabras a mi hija (David, con permiso, luego voy contigo): Hija, te voy a contar una sencilla pero entrañable historia … Es la historia de un amor que dura hasta hoy desde una tarde de julio del año 1976, cuando conocí casualmente a una joven que me atrajo poderosamente la atención en un mesón de Montijo, hoy desaparecido por el progreso (en su lugar han construido un mastodóntico edificio -algo parecido a la sucursal del Banco Hispano Americanode la canción de Joaquín Sabina-), donde nos reuníamos los jóvenes antes de irnos de discoteca. Esa joven de 17 años era tu madre con la que mantuve un grato noviazgo hasta que decidimos casarnos porque deseábamos compartir nuestra vida y el fabuloso proyecto de formar una familia.
Y de ese amor, dos años después, naciste tú … con una carita redonda y unos ojitos azules que, cuando nos vimos por primera vez, me miraron fijos como diciendo “¡qué pasa, chaval, aquí estamos! Nos lo vamos a pasar bomba”. Y en verdad que nos lo pasamos más que bomba. Sobre todo cuando a las tres de la madrugada te ponías de pie en la cuna y sonriente, en tu lenguaje balbuceante, nos decías “¡arriba, a divertirse!” ... ¡qué bien nos lo pasamos, cuando nada más que querías calle, movimiento y risas! Pues sí hija, sí nos lo pasamos bien, porque tenerte fue una auténtica satisfacción. Mi ilusión fue enorme como puede comprobarse en este poema titulado “Con nuestra hija”, que escribí al mes de tú nacer:
Y, cuando nuestros ojos
crucen sus miradas
y se una la de nuestra hija,
la de sus ojos claros,
y los tres encontremos un camino infinito,
creado con nuestras miradas,
para nosotros,
solos,
os invitaré a recorrerlo hasta el final
conmigo, a mi lado,
protegido por vuestro aliento,
abrazado por vuestra piel suave, aterciopelada;
mimado,
pequeño, halagado, defendido …
como me hubiera gustado estar siempre.
Y no temeré …
vuestro miedo será mi valor.
Y me alegraré,
y lloraré de alegría
(como hace tiempo no hago),
y seré feliz,
porque el camino se prolongará
hasta donde puedan alcanzar nuestras miradas
juntas. (28-3-83)
Y, poco a poco, pasó el tiempo, de Badajoz nos fuimos a Jerez de los Caballeros, donde conocimos a gente estupenda y te divertiste mucho jugando con otros niños y con mis alumnas en un entorno natural, histórico y acogedor. Luego nos trasladamos a Almendralejo, donde en el parque de la Piedad te tuvimos un montón de horas jugando, feliz y contenta.
Volvimos a Badajoz donde fuimos testigos excepcionales de un hecho extraordinario: la llegada de tu hermano Antonio ¡Qué interminables se nos hicieron los últimos días y qué emoción sentimos cuando nació! Con él nuestra familia se completaba y así llevamos ya muchos años felices gracias al destino que nos ha resultado favorable.
Luego, hija, has ido creciendo (ahora que reflexiono) demasiado deprisa. Todavía te estoy viendo subir y bajar en el tobogán o impulsándote con brío en el columpio. Aún percibo tu abierta sonrisa, tu felicidad jugando con tus amigos del colegio o con los amigos en la calle junto a nuestra casa o en la casa o las calles del pueblo con tus primos y amigos; casi te alcanzo, hija, con la punta de los dedos en la nebulosa del tiempo. Y ahora te has convertido en una atractiva mujer por fuera y también por dentro, porque eres buena, trabajadora, simpática, cariñosa, muy dinámica, muy femenina y, como padre, me siento muy orgulloso de ti. Gracias, hija, por llenar de amor nuestra casa, de calor nuestra emoción y de color nuestra vida. ¡Sigue viviendo con la pasión que te caracteriza a través de la que expresas tus ganas de vivir, tus energías más sentidas, tu amor y tu emoción por todo, lo mismo cuando arremetes contra algo que consideras injusto que cuando te sientes feliz!¡Has sido y eres, hija, la alegría de nuestro hogar!
David, te conocí cuando en la puerta de casa la vecina levantó con el gancho de su pedazo de monovolumen al Panda pequeñito de Carmen madre y, entre los dos, desenganchamos al pobrecillo del Panda ¡que bien enganchado estaba! Yo, con el mosqueo, me metí malhumorado en casa y Carmen hija luego me reprochó que no te hubiera dado las gracias … Te las doy ahora, pues más vale tarde que nunca, ¡gracias por la ayuda, hombre! Desde entonces tu nombre se oyó en casa decenas, qué digo yo, centenares, mejor … miles de veces: David, David, David … pronunciaba Carmen una y otra vez. Ahora, que han pasado años, ella ya se ha serenado y utiliza tu nombre con moderación … Ella es así …, ya la conoces tan bien como yo; es pura pasión, puro ímpetu. Y, como en eso es idéntica a mí, qué voy a decir.
Sé que eres un hombre de bien, honrado, serio en tu trabajo, cálido y amable en la vida cotidiana. Nosotros te apreciamos desde que conocimos tu bondad, tu buen carácter y el tremendo esfuerzo que has realizado por formarte y ser un auténtico profesional, que ama el trabajo bien hecho, su familia, sus amigos, la naturaleza, los animales (queda muy simpática Carla con vosotros en la invitación de boda), la pesca, las motos y, en general, todo porque eres pura curiosidad. Sé que caes bien a todos y que te has ganado con tus buenas maneras formar parte de nuestra familia en la que hoy te recibimos, oficialmente, con toda la alegría del mundo.
Sé también que quieres de verdad al bien más preciado que puedo entregarte, mi hija, y que has hecho por ella mucho, pues siempre que lo ha necesitado has estado dispuesto a ayudarla en el tremendo esfuerzo que ha realizado por formarse, por conseguir un trabajo digno, por formar una familia contigo y porque este día (que ahora gozosamente ha llegado) se pudiera celebrar y lo hagamos todos felizmente. Pues eso David, aunque (esto que quede entre los dos, ahora que estamos solos y no nos escucha nadie) ya sabemos que tiene sus cosillas, pero continúa fomentando sus virtudes y sacarás de ella lo mejor, que es mucho; sigue cuidándomela porque es el mejor tesoro que puedo donarte como padre y como suegro.
Gracias por respetarla, gracias por quererla.
Gracias por respetarla, gracias por quererla.
“ELOGIO A MI MADRE”, Torremayor, iglesia parroquial, 18-4-15.
Mientras pudo vino a la iglesia con mucha frecuencia, llegó incluso a participar en un pregón que la Cofradía, a la que perteneció, me pidió dar en 2001, mantenía buenas relaciones con sus vecinas, colaboraba con las necesidades del pueblo y se sintió de aquí (aunque era de Talavera la Real, donde nació en una familia sencilla pero, aun con lo justo, feliz -como le gusta repetir-). Tuvo que dejar la escuela a los 11 años, porque en el pueblo no se estudiaba más y muchas veces le oí decir a lo largo de la vida, que a ella le hubiera encantado estudiar porque le gustaba aprender. Consiguió, finalmente, realizar estudios de Corte y Confección en Madrid, pues unos tíos la acogieron en su casa durante la temporada que duró el curso. Pero, vamos, no necesitó más títulos oficiales porque, sin ellos, obtuvo la mejor nota como hija ejemplar, esposa modélica, madre insuperable, inteligente consejera, cocinera inmejorable, administradora eficaz, excepcional dulcera, trabajadora incansable, amante de la familia, cumplida, educada, muy humana, sencilla… una mujer de bien, en definitiva.
La última vez que subí a este altar fue hace unos años para dedicar un elogio a nuestro recordado don Modesto y hoy lo hago para realizarlo sobre mi madre. No sé si voy a poder decir, por la emoción, lo que deseo expresar sobre ella, pero lo intentaré porque sé que le gustaba mucho las palabras emotivas.
Que aunque la vida perdió, / dejonos harto consuelo / su memoriason los consoladores versos con que terminan las doloridas coplas escritas por el poeta Jorge Manrique, que le inspiró la muerte de su padre, el Maestre don Rodrigo, allá por el siglo XV. Yo las recuerdo en este momento, porque esa ha sido la sensación que mi madre, María Carvajal Lavado, me ha dejado: dolor por su desaparición física y, al mismo tiempo, consuelo por su dulce recuerdo, por las inolvidables vivencias compartidas y por la huella que ha dejado en el entorno donde ha vivido 87 años.
Y no digo ahora estas palabras condolidas, aunque llenas también de esperanza, porque en estas ocasiones suelan pronunciarse, sino porque es lo que ha sido la opinión que he tenido siempre sobre ella. La prueba es que ya en 1986 le dediqué unos versos, que definen fielmente la figura fundamental que ha sido (y estoy seguro de que seguirá siendo siempre en espíritu) para mí y para toda la familia y que hoy, 29 años después, siguen teniendo vigencia:
En torno a ti, mamá, nos encontramos
guiados por tu luz en la noche negra,
sin caminos asfaltados,
llenos de espinas que cortan,
de animales fieros que nos salen al paso,
intentando de ti, apartarnos.
En torno a ti, mamá, esperamos impacientes
que razones, que medites,
que prepares la respuesta
ansiosamente esperada,
que nos serene, que nos aliente,
nos indique dónde está sin trampa,
lo que buscamos.
En torno a ti, mamá, se va formando
un corro enorme,
de colores, bullicioso, variado,
esperando
que tú te sonrías, levantes la mano,
alces la voz y …
nos hables.
Es decir, a ella la veía como nuestro punto de unión y, aunque todos sus hijos éramos independientes, ella no ha dejado de ser, sin proponérselo, el centro sobre el que giraba nuestras vidas y seguro que continuarán girando, porque seguirá siendo para nosotros un lucero en el día y un faro en la noche: a ella pedíamos consejos, confesábamos preocupaciones, comunicábamos logros, planteábamos dudas, disfrutábamos con las cosas más sencillas… y ella nos contestaba siempre con palabras de aliento, con orientaciones razonables, con respuestas sabias, con aliento ante los retos y con decisión frente a los problemas y nos guiaba con eficaces consejos, que siempre nos inducían a actuar de la mejor manera. Y, si era necesario, también nos reprendía, pero con dulzura e inteligencia para que nos produjera menos dolor y nos surtiera más efecto.
De esta manera ella nos ha unido durante toda la vida y, en torno a ella, nos reuníamos en alegre concurrencia, formando un grupo bullicioso y variopinto de hermanos, cuñadas, nietos y nietas en torno a la gran mesa del comedor familiar hasta llegar a reunirnos 18 (últimamente 21, añadiendo las tres últimas incorporaciones: Melanie, su simpática nieta política; Geta, su excelente cuidadora, y Elena, su linda biznieta, a la que alcanzó a conocer en sus últimos días). No obstante, a pesar del trabajo ella lo hacía con sumo gusto, siempre con una sonrisa de satisfacción cuando nos veía disfrutar no sólo de la comida sino de la alborotada concurrencia, que formaba conversaciones, contaba chistes y disfrutaba con amplias risas. A pesar de todo, nunca reclamó un reconocimiento y, sin embargo, escuchó pacientemente los logros de otros con alegría y también sufrió por lo demás, aunque ella tuviera en esos momentos pesares.
Antes de finalizar, quisiera que este obituario también fuera un reconocimiento a la mujer y, especialmente, a esas generaciones de mujeres todoterreno, que cuidaron y sacaron adelante a sus familias, generalmente numerosas, con un gran esfuerzo trabajando en casa, en el campo o en la oficina, quitando horas al descanso y al sueño, dándolo todo a los demás y no pidiendo nada para ellas… Mi más sincero aprecio por esas mujeres que yo llamo de la generación de acero inoxidable.
Para terminar lo haré recordando una película donde una madre fallecida le decía a sus hijos desde el cielo: “Recordadme con alegría, pues si lo hacéis con pena, olvidadme para siempre”. Y yo recordaré siempre a mi madre con alegría, porque no quiero olvidarla.
“OBITUARIO. DOÑA MARÍA CARVAJAL LAVADO”, Hoy (Badajoz), 3-5-15, p. 23.
"DE NUEVOS, GRACIAS", 13--6-15
Hace unos meses hice público mi agradecimiento al hospital Perpetuo Socorro de Badajoz por la adecuada y humana atención recibida por mi madre en sus últimos meses de vida, y ahora quiero dirigir mi gratitud, por hechos felices, a la Organización Nacional de Trasplantes y al equipo de cirugía del Infanta Cristina de Badajoz por trasplantarle un órgano a una persona muy querida por mí para salvarle la vida en una intervención especializadísima, que fue un éxito.
También deseo elogiar la estupenda labor que ha realizado el personal del servicio de partos del hospital de Mérida, por cuidar perfectamente de mi hija cuando ha alumbrado a mi primer nieto en las más seguras condiciones, al ser atendida por resueltos especialistas y con los medios necesarios.
De lo anterior deduzco que nuestro sistema de Salud (seguramente el mejor del mundo, aunque deba mejorar alguna deficiencia), funciona y lo seguirá haciendo mientras lo cuidemos y lo respetemos, cosa que no ha hecho el gracioso de turno que ha pintado colmillos de vampiro a unas embarazadas sonrientes que aparecen en unos amables carteles que adornan la zona de partos.
PALABRAS DE DESPEDIDA POR MI JUBILACIÓN, Mérida, I.E.S. Emerita Augusta, 2-2-16
PALABRAS DE DESPEDIDA POR MI JUBILACIÓN, Mérida, I.E.S. Emerita Augusta, 2-2-16
Ha llegado el momento de mi despedida después de 28 años en este nuestro instituto y 36 años y 2 meses en la Enseñanza, que me han permitido impartir clases en dos centros escolares privados y cuatro públicos, en EGB, BUP y COU, la antigua FP, la ESO y el Bachillerato y la universidad; sobrevivir a media docena de reformas; participar en múltiples e interesantes actividades codo a codo con vosotros y, al mismo tiempo, intercambiar opiniones, proyectos y hasta sueños. Además, estos años y esta profesión me han permitido dedicar un generoso tiempo libre a mi familia, a la investigación literaria y a mis circunstancias. Por tanto, me siento muy satisfecho.
La idea, que me ha guiado durante tantos años, la encontré acertadamente plasmada por el novelista extremeño Luis Landero en dos máximas que aseguran: “La Enseñanza es el contagio de una pasión. La Literatura no se enseña, se contagia”. No sé en qué grado habré conseguido transmitir ese positivo contagio a mis alumnos, pues no he considerado mi tarea docente una competición, pero os aseguro que he intentado con todo mi empeño que, para su beneficio y el de nuestra lengua, el español, la empleen correctamente y la aprecien igual que a la literatura no sólo como un medio de comunicación sino también como fuente de conocimiento y de gozo.
Me voy, por tanto, con esa satisfacción. No obstante, lo más correcto sería decir “me voy, pero me quedo”, porque siento que entre estas paredes, que he considerado mi segunda casa durante casi tres décadas, dejo la mayor parte de mi larga vida profesional de la que, en estos momentos, sólo me quedan los buenos recuerdos de la rica experiencia que he compartido con vosotros tratando de que muchas generaciones de jóvenes adquieran una buena formación no sólo académica sino también humana; con mis compañeros de departamento, cuyo afecto me ha proporcionado una auténtica joya literaria: la magnífica edición del Lazarillo de Tormes encontrada en Barcarrota; con mis alumnos, la mayoría estupendos jóvenes y muchos, excelentes estudiantes; con los padres y madres que han mostrado interés en la educación de sus hijos, y con el personal de secretaría, conserjería, informática, limpieza, mantenimiento y cafetería, donde he pasado deliciosos momentos charlando con mi amable grupo de desayuno, mientras recuperábamos energías durante los recreos. Entre todos habéis llenado de color mi experiencia como profesor y de calor mi vida personal.
Gracias por vuestro regalo, por vuestra presencia, amabilidad y atenciones. Siempre os llevaré en mi recuerdo y en mi corazón.
LOS BUENOS ALUMNOS SON MAYORÍA, Mérida, Homenaje de la Consejería de Educación a profesores jubilados, 28-11-16
Hoy día que todo parece tan negativo, a mí me gustaría advertir que esta adversa perspectiva oculta el hecho de que hay más personas trabajadoras que vagas, más médicos salvadores que matasanos y, por supuesto, más alumnos excelentes que conflictivos, aunque el incivismo de éstos provoque una mayor atención que la actitud respetuosa, pacífica y colaboradora de la mayoría.
TODA UNA CARRERA DOCENTE, 30-11-16 Por ese motivo, siempre estarán presentes en mis recuerdos los alumnos educados, amables, comprensivos y estudiosos. E incluso, también quedarán patentes en mi memoria muchos alumnos que, sin ser buenos estudiantes y sin disponer de cualidades destacables, son excelentes personas, porque creo que es la primera condición humana que debe poseer un joven.
Por tanto, en mi emoción ya está acomodada para siempre la imagen alentadora de los jóvenes creativos, cariñosos y dialogantes que he tenido como alumnos a lo largo de 36 años y en la actualidad continúan sus estudios con buena predisposición o, ya con sus títulos conseguidos, se encuentran prodigando su talante vitalista en su entorno inmediato, a la vez que colaboran en la creación de un grato ambiente social y de un mundo más humano y habitable.
Ahora que me he jubilado cuento lo siguiente por si pudiera remediar algo uno de los males de nuestro sistema educativo: la falta de motivación del sistema con el profesorado.
No conozco una profesión, excepto la mía, donde un trabajador pueda acabar más atrás de donde empezó, a pesar de disponer al final de su vida laboral de un abultado curriculum con méritos de peso. Me explico: después de 36 años y dos meses en la Enseñanza, donde inicié mi vida profesional en el nivel de BUP y COU, me he jubilado dando clases (si cuidar niños maleducados, que se niegan a aprender, se le puede denominar así) de refuerzo de Lengua en la ESO.
Y he terminado de esta manera por una falta de desconsideración hacia la iniciativa personal (ahora que se habla tanto de los emprendedores) de dedicar, con mi esfuerzo, mi riesgo y mi autofinanciación, treinta años de mi tiempo libre, como enriquecimiento personal y docente, a la investigación didáctico-literaria, a superar pruebas de un alto nivel como la elaboración de mi tesis doctoral, que mereció el Premio Extraordinario de Doctorado, y a conseguir con estos y otros méritos una plaza en la Facultad de Formación del Profesorado de la Universidad de Extremadura, donde impartí Metodología y Aprendizaje de la Lengua y la Literatura del año 2009 al 2011.
Pero resulta que, en el último año citado, el primer recorte que realizó el gobierno de turno fue eliminar de un plumazo setenta y cinco plaza de profesores de la UEX (entre ellas la mía) sin tener en cuenta su curriculum, entre otros errores de bulto porque la Universidad de Extremadura desconoce qué méritos tienen ni dónde se encuentran todos sus doctores ni cuál es el paradero de todos sus Premios Extraordinarios, por lo que deduzco que la tan cacareada excelenciaes una palabra vacía de contenido aunque, de cara a la galería, suene muy bien.
No obstante, mi balance profesional y personal es totalmente satisfactorio por el buen recuerdo que deja en mi ánimo haber impartido clases en el nivel de la ESO y el Bachillerato, cuyos alumnos en general han mostrado una positiva actitud y una respetuosa conducta.
Pero, en fin, ¡vaya carrera docente!