(Mérida, Centro social de la barriada Bellavista, domingo 261123, 10:30)
Buenos días,
gracias a la Asociación de vecinos Luis Álvarez Lencero de la barriada Bellavista
de Mérida por invitarme, a través de su presidente, José María del Álamo, a
hablar, aunque brevemente, de Luis Álvarez Lencero, poeta, pintor, artista del
hierro y, sobre todo, un hombre comprometido socialmente con los más
desfavorecidos, como se deduce de esta rotunda frase suya: “Mientras haya un
hombre en pena, no me habléis de la rosa ni de la primavera”.
Además, también tuve el
placer de conocer a Manuel Pacheco, que me pareció una persona muy sencilla y, para
mí, maestro indiscutible de las imágenes alucinantes como “Para curar el cáncer
no sirven las libélulas” o “Nunca se ha vivido como se muere ahora” y también
adalid, junto a Lencero, del compromiso social por los marginados, que lo han
reconocido no sólo a nivel regional y nacional sino también internacional. Quien
quiera conocerlo mejor puede consultar la edición en la ERE de la Poesía
completa de Manuel Pacheco, cuyo autor es Antonio Viudas, aquí presente.
A quien no
conocí personalmente fue a Luis Álvarez Lencero, aunque luego lo descubrí a través del
estudio de su obra, a partir de 1984 en Jerez de los Caballeros, donde, la
primera vez que voy a realizar con mis alumnos una actividad en la Casa de la
Cultura, llaman mi atención unos grandes cuadros por la excelente caligrafía de
sus textos manuscritos con títulos como “Yunque humano”, “Juan Asco” y “Soneto
a una alpargata”. El autor de todos los poemas expuestos era… Luis Álvarez
Lencero.
Luego en 1987
entro en contacto con Jesús Delgado Valhondo, para que me ayudara a elegir un tema de mi tesina y
enseguida se acuerda de una revista, editada modestamente a ciclostil de 1952 a
1961 en Badajoz que, sin embargo, difunde la poesía de autores extremeños,
españoles, portugueses e hispanoamericanos por toda España, Portugal, norte de Marruecos,
Europa occidental y toda América central y América del sur.
La revista se
llama Gévora y la editan el poeta modernista Manuel Monterrey y el poeta
social, Luis Álvarez Lencero. Monterrey tiene sesenta y tantos años y Lencero
no llega a los 30, pero su estrecha relación paterno-filial los lleva a
realizar esta hazaña poética durante tiempos de penuria económica y lentas
comunicaciones.
El estudio de la revista Gévora, cuyo lema era Buscar la Belleza a través de la Poesía, me ocupa tres años y, en su análisis, encuentro cuatro influencias de Lencero:
La primera es la
llegada del Realismo Social a sus páginas. Mientras Monterrey lleva la
dirección de Gévora, predominan los temas existenciales (el poeta
reflexiona interiormente sobre sus dudas, nostalgias, el paso y el peso del
tiempo, la muerte, la necesidad de Dios). Cuando Lencero asume la dirección de Gévora,
los temas sociales son los que prevalecen en sus páginas (la preocupación por
los obreros del campo, por los trabajadores de las minas, por la gente común
que está atrapada en las dictaduras hispanoamericanas y vive en la miseria sin
esperanza de mejora).
La segunda
influencia es la numerosa participación de la mujer en Gévora, donde
editan mujeres venezolanas, chilenas, argentinas, colombianas, brasileñas, portuguesas,
españolas…, cosa excepcional en la época, pues la mujer no participa en las
revistas extremeñas de aquel momento y, si lo hace en alguna, es de una forma
marginal.
La tercera
influencia de Lencero en Gévora es la atención por los noveles, los
marginados de la Literatura, pues su interés por los desfavorecidos lo lleva a ofrecerles
las páginas de Gévora, para que pudieran expresarse.
De Lencero, además, Francisco López-Arza ha elaborado una tesis doctoral sobre su vida y su poesía y ha editado un manual de este amplio trabajo de investigación titulado, Luis Álvarez Lencero o la hermosa locura de sentirse palabra, por intercesión de Rosa Lencero, entonces directora de la Editora Regional de Extremadura, aquí presente.
Y, paralelamente, a Lencero se le han dedicado numerosos homenajes. El penúltimo, hace unos días, por Moisés Cayetano Rosado y la Fundación Caja Badajoz, que han editado un hermoso libro-homenaje sobre nuestro inefable artista con 16 interesantes colaboraciones sobre su persona y su obra, que a continuación les va a comentar su coordinador.
Y ahora su barriada le está dedicando un homenaje con un enorme aprecio por este arrebatador poeta, pintor y artista del hierro, apasionado, creativo y preocupado por el dolor de Extremadura y del mundo.
ASC
Nota.-Días después el Centro de Estudios Extremeños inaugura una exposición pictórica de Lencero, titulada La forja de la palabra, en su sede de la calle Godofredo Ortega y Muñoz de Badajoz.