EL DIOS DE LA
LÁMPARA de Jorge Gruart Vila
(Tenerife, Kinnamon,
2017)
Se trata de un libro interesante para conocer, a nivel popular, el desconocido, complejo y dinámico mundo del corcho, que en Extremadura es un sector económico capital. Y lo bueno de este libro es que Gruart lo ofrece de un modo novelado, por lo que sin duda resulta mucho más atractivo que si se tratara de una exposición técnica atiborrada de datos.
Su lectura descubre que Gruart conoce muy bien los entresijos de este sector productivo que
genera riqueza y trabajo sobre todo en las zonas donde se produce, y
Extremadura, que goza de grandes extensiones de alcornoques, se beneficia de
lleno, sobre todo en las regiones fronterizas con Portugal, el primer productor
mundial de corcho que, con nuestro país en segundo puesto, acapara el 75% de la
producción global.
Luego
el relato de Gruart contiene una amplia variedad de situaciones que lo hacen ameno
a la lectura. Así hay un capítulo, “Mérida”, que está impregnado de una sutil
sensualidad que crea el galán italiano Mario Iberti flirteando con Guadalupe,
la mujer a la que quiere enamorar, mientras la lleva a realizar un interesante
recorrido cultural por el acueducto de Los Milagros, el puente romano y la
alcazaba de Mérida, que ilustra con interesantes explicaciones de cada
monumento.
También
hay otro capítulo, “El representante”, que es curioso y amable, pues se centra
en un comercial de tapones, que resulta un personaje singular por su
palabrería, buenos modales y desparpajo. A través de él Gruart explica, sin
aburrir, los distintos tipos de tapones que distribuye, su fabricación, calidad,
método de venta y situación de este sector comercial a nivel minorista.
O sea, un mundo dinámico con aspecto de felicidad por la abundancia de trabajo, que hubiera sido deseable para la mayoría de los pueblos de Extremadura sin recursos de este tipo. No obstante, como contrapunto Gruart introduce un episodio de desamor sufrido por una de las protagonistas, quizás para indicar que siempre detrás de la felicidad existe el dolor, incluso en este lugar idílico.
Entre medio, el lector también conoce el mundo de los negocios que gira alrededor del corcho, el día a día de una familia con grandes intereses corcheros, los altibajos del mercado, la lucha a nivel mundial para hacerse con el mayor volumen de producto, los trabajos para extraerlo y otros aspectos que hacen del corcho un bien natural muy preciado por sus múltiples aplicaciones y por la riqueza que genera.
UN ARCO IRIS EN LA NOCHE de Dominique Lapierre
(Barcelona, Planeta, 2008)Es un libro tan bien narrado por la humanidad de Lapierre como La ciudad de la alegría, Era de noche en Bhopal o Mil soles, que aclara sucesos contados con detalles que no suelen salir en otro tipo de informaciones, porque no lo enfocan desde esa perspectiva humana como lo hace él.
Extraordinaria
la explicación del nacimiento de Sudáfrica y de cómo los primeros boérs
(campesinos holandés) se apropiaron de un trozo amplio de aquella región, aleccionados
por Dios (por su dios, mejor dicho, según ellos), y se creyeron enviados con el
derecho de subyugar a los habitantes naturales de aquel inmenso territorio de
dos veces y media la extensión de Francia.
Claro, así no hay forma de entenderse, es decir, te escudas en un supuesto consentimiento de Dios que, por cierto, no ha dicho ni mú, y avasallas de la forma más cruel a los que no te gustan, en este caso desprecias a los africanos, los legítimos habitantes de aquellas tierras.
¡Cómo
se puede tener la cabeza de confundida! Ellos se justifican asegurando que lo pone en la Biblia, pero lees el texto original y allí no pone eso sino que lo han interpretado a su modo y, de esa manera,
ya se creen legitimados para cometer todas las arbitrariedades que se le
ocurran. ¡Increíble!
Todo esto se deduce de la lectura de este libro y de la enseñanza que nos dio Mandela que, después de 27 años prisionero, llamó a la reconciliación a pesar de haber soportado todo tipo de maldades. Es lo mejor de todo.
VIOLETA de Isabel Allende
(Barcelona, Planeta,
2006)
Este libro de Isabel Allende tiene de positivo la excelente (por fluida) narración, su extenso discurrir a lo largo de un siglo, donde a la autora no se le olvida insertar los acontecimientos más relevantes (gripe española, II Guerra Mundial, Guerra Fría, caída del muro de Berlín, dictaduras hispanoamericanas, narcos-guerrillas-paramilitares, pandemia, violencia urbana…) y la descripción de las vicisitudes de la existencia de la protagonista, Violeta, contada de una forma natural, a menudo amable, a veces con nostalgia, que valora las gratas vivencias con buenas personas como sus tías solteronas; Torito, un deficiente con un gran corazón; familiares, vecinos y otras personas de bien, que discurren por la novela tratando de vivir sencillamente en un mundo convulso, que les afecta de lleno con graves consecuencias.
Lo que no
me ha gustado, pues me ha hecho terminar la lectura con el corazón contraído de
pesar, es el exceso de sentimentalismo. Aquel que Wenceslao Fernández Flórez
supo sintetizar tan magistralmente en el ultílogo de El bosque animado
(“Y transcurrieron los
días. Y los años. Y vino la Muerte y pasó su esponja por toda la extensión de
la fraga y desaparecieron estos seres y las historias de estos seres.”), pues terminó de un modo
esperanzado (“Pero detrás todo retoñaba y
revivía, y se erguían otros árboles y se encorvaban otros hombres… Y en las
cuevas bullían carnadas recientes y la trama del tapiz no se aflojó nunca”.).
Sin embargo, Isabel Allende, tan equilibrada siempre, en este libro se deja llevar por sentirse mayor y habla desencantada a través de Violeta, sobre todo al final, donde insiste en dejar una sensación amarga de la existencia, aunque Violeta llega a los 100 años.
ÉRASE UNA VEZ
LA URSS de Dominique Lapierre
(Barcelona, Planeta,
2006)
El
fin era elaborar un reportaje de la vida de los soviéticos corrientes en aquel
año de mediados de los 50 del siglo XX. Le pusieron un guía, Slava, que tenía
la misión de que los periodistas franceses no criticaran lo que vieran, pues
entonces la URSS estaba más atrasada que Europa occidental y su sistema
comunista dejaba mucho que desear respecto a la vida de la gente corriente e,
incluso, especializada como aquel importante cirujano que vive en un minúsculo
piso con su familia y comparte el baño y la cocina con los vecinos.El
libro resulta curioso y es amable su lectura por la maestría de Lapierre, que cuenta con naturalidad su interesante aventura por tierras soviéticas. Luego,
cuando finalizan el viaje, las autoridades soviéticas envían dos años a Siberia
al guía, porque los periodistas franceses contaron más cosas en su periódico
que las permitidas por la censura de aquel país del telón de acero.
HASTA QUE SE ME
ACABEN LAS PALABRAS DE PEPE DOMINGO CASTAÑO
(Barcelona, Random
House, 2022)
Es
un libro de 565 páginas que, sin embargo, no me ha cansado su lectura por la
forma amable y pasional con que Pepe Domingo Castaño cuenta sus vivencias profesionales
y cotidianas con una trasparencia que imprime confianza en el narrador.
Miembro de una larga familia de 12 hermanos, ingresa en un convento y a la hora de tomar la decisión de quedarse o abandonar la vida religiosa, decide lo primero y, después de unos años de desmadre juvenil y de un trabajo monótono en una fábrica en la sección de contabilidad, aprovecha una selección en Radio Galicia y ahí comienza a desarrollar su sueño de locutor de radio.
Pero
a los dos años se cansa y se va a Madrid, donde, en un principio, pasa estrecheces
hasta que consigue entrar en la Cadena Ser. En esta emblemática emisora
desarrolla la profesión que ama y triunfa con Carrusel deportivo y su manera
novedosa de exponer e intercalar los anuncios con el desarrollo del programa
hasta alcanzar su primer premio Ondas.
Todo
se estropea cuando Paco González, el jefe del equipo, es despedido de la Ser,
se va a la Cope y arrastra a su equipo, donde se encuentra Castaño. Ahí vive
otra larga etapa, donde se mantiene hoy, en el programa Tiempo de juego.
No
obstante, Pepe Domingo consigue sus mejores momentos cuando habla de sus
padres, amigos y personas que le han influido en la vida, pues le sabe imprimir
emoción, confianza como la que se nota cuando todo el equipo descansa en un
ambiente distendido o toda la familia se va a participar a la romería de
Santiaguiño el 25 de julio en su Padrón natal. Solo se espesa la narración
cuando alarga innecesariamente la explicación de Paco González y Manolo Lama
sobre la desbandada del equipo de la Ser a la Cope.
Claro,
lo que me gustaría saber si Pepe Domingo Castaño es tan buena gente como el
mismo se atribuye, pues es una opinión que no debe calibrar él si no la gente
de su entorno con la que se codea a diario. También, a la gente de más o menos
su edad a la que, generalmente, le ha costado mucho formarse para conseguir
pequeños logros como, por ejemplo, un trabajo más o menos normal (ahora ni
eso), le puede parecer que ha tenido demasiada suerte al no tener formación
académica alguna, aunque lo haya sustituido por dotes naturales, que todos los
oyentes le reconocen.
asalgueroc