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CINCO LIBRO PARA EL ESTÍO

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EL AMANTE JAPONÉS de Isabel Allende

(Barcelona, Plaza y Janés, 2015)

Se trata de una novela de personajes, que la autora va describiendo unipersonalmente e interrelacionando paulatinamente en el discurrir de la novela, donde cuenta la evolución de sus caracteres.

Los personajes principales son Alma y su amante japonés, Ichimei, cuyo amor inquebrantable es el tema central sobre el que giran los personajes hasta la muerte de ambos.

El objetivo de Isabel Allende es advertir que el amor es lo único que supera todos los obstáculos como vínculo emocional (no físico), pues Alma e Ichimei solo se relacionan durante una época a escondidas y luego permanecen vivos solo en sus sentimientos, pues no vuelven a verse.

También destaca en la narración el amor entre Nathaniel y Larray, relación que es aceptada por Alma, esposa del primero. Y, en definitiva, de otros personajes como la relación amorosa que se profesan Seth e Irina o el que tienen todos por Cathy, una mujer impedida que no se rinde ante su deficiencia física, o Kirtcken, que tiene síndrome de Dawn.

En fin, es el amor, que da sentido y vida a esta historia coral, magistralmente descrita por Isabel Allende.


INDEPENDENCIA de Javier Cercas

(eBiblio, 2021)

Se trata de una novela policíaca como tantas otras: una trama enredosa que despista al lector en ocasiones, con una larga duración y con la sensación de que le da vueltas a la misma historia, detalles de creatividad argumentativa, personajes hechos a la medida de la narración encajados como un puzzle y habilidad relatora, pero con poca literatura. Es el libro menos literario que le he leído a Cercas.

Además, como soporte de la estructura de la historia usa un tópico poco original: el protagonista es el pobre huérfano de una prostituta, que se hace policía para averiguar quiénes asesinaron a su madre de una forma brutal. También es frío, calculador e inteligente hasta el punto de resolver, juzgar y cerrar el caso él solito de un modo contundente sin que se enteren sus superiores… ¡Toma ya!

 

LO QUE ENCONTRÉ BAJO EL SOFÁ de Eloy Moreno

(eBiblio, 2021)

El título se refiere a los hechos que las personas ocultan metafóricamente debajo del sofá (o de la alfombra, como se dice comúnmente) para tapar sus acciones reprobables. El asunto central es la relación clandestina mantenida por Alicia con Marcos, que se inicia casualmente cuando Marcos, un hombre con un físico y un carácter atractivo, la lleva a conocer Toledo de noche y la cautiva con sus leyendas, entre ellas la que hizo Bécquer famosa con el título de “El beso”. Alicia es una mujer de edad mediana, feliz con su marido y su hija, pero Marcos, un seductor, le descubre la fascinación por una ciudad histórica, la enamora perdidamente y se entrega a él.

Otras historias paralelas van a incorporándose a la principal con una fuerte carga crítica sobre la relación de parejas, la corrupción política y los innumerables casos que no son denunciados ni castigados, que provocan el hartazgo de los ciudadanos y el uso de la violencia, pues se sienten perjudicados con las subidas de impuestos, los desahucios o el desempleo por la mala gestión de los políticos. También se tratan otros temas como el acoso escolar, los suicidios y la desidia generalizada.

Es una lectura entretenida que, sin embargo, se ve afectada negativamente porque el autor insiste demasiado en las críticas no porque debiera reducirlas sino porque están claras desde la primera vez que las emite. Tampoco procede dar idea de una realidad donde no se salva ninguna actividad humana, cuando sabemos que muchas personas realizan acciones encomiables, que redimen a las corruptas (que el autor cree que son todas, pues quién no ha tratado de engañar a Hacienda, dice por ejemplo) y también a las inactivas, a quienes el autor también critica.

Después haciendo una concesión a ese gusto actual de introducir historias del submundo, Eloy Moreno se enreda innecesariamente en una que se nota artificial, pues está como pegada a la acción principal. Luego también parece que las mujeres son las víctimas del desamor, que ellas ponen todo de su parte, pero tienen unos maridos pasivos, tontucios o autoritarios, que cortan sus alas hacia una libertad maravillosa donde solo cuentan ellas.

Y, para terminar, la novela es puro desencanto, una lectura no apta para depresivos y suicidas en potencia, pues no concede ni un detalle a la esperanza y a la lección de humanidad que dan muchas personas diariamente atendiendo las necesidades de los demás en todos los ámbitos.

 

PISADASde Francisco Rangel

(autoedición, 2021)

El poeta desde el principio del poemario aparece situado mental y emocionalmente en la fase terminal de su vida (“esta singladura en que me adentro, / será el final de un viejo marinero”, 20) con claras muestras de cansancio por el dilatado recorrido que le ha supuesto su existencia (“¡Qué largo es el camino que conduce / al final de tan dubio itinerario!”, 33).

De ahí que ahora evoque nostálgicamente la niñez perdida (“Recuerdo aquel caballo de cartón / encadenado al tronco de la higuera”, 25) y la época amorosa donde todo era plenitud con su amada (“Mis labios dibujaban en tu piel / un hermoso arco iris de deseo”, 15). Pero estos recuerdos son para lamentarse de la pérdida del amor con la edad, pues ella ya no responde a sus devaneos amorosos (“Atrás quedan los sueños y deseos / … / Atrás quedan amores inmaduros / y besos no entregados con amor”, 27). De ahí que ahora le resulte el amor una experiencia frustrada y recurra en su mente a momentos ideales para reemplazar ese sentimiento perdido (“Venid a visitarme, cuando os plazca, / en la encriptada noche de mis sueños”, 14).

Sin amor y sin fuerzas para continuar, su vida ahora se asemeja a una vieja barca desvencijada (“Desde hace tiempo sé que mi barca hace agua”, 24), que ya no puede surcar los mares libremente, por lo que el poeta siente la falta de libertad que ella le proporcionaba y abriga la sensación de encontrarse perdido en el vacío (“¡Qué más da, / todo ello conduce hacia la nada!”, 28).

Todo esto, aunque alberga la ilusión de un mañana esperanzado (“Quizás […] / la aurora dé lugar a un nuevo verso, / […] / y el hombre se encamine / hacia nuevos senderos de fulgor”, 40), le produce un hondo desencanto vital (“somos pasajeros de la barca / que al otro lado de la mar nos lleva, / sin posibilidad alguna de regreso”, 31) y le cuesta vivir, porque lo domina un demoledor presagio de muerte no sólo física sino también poéticamente, pues hasta encuentra complicado el manejo de las palabras, con las que no siempre consigue expresar sus emociones (“Ahora viajo tras una que me evita, / pero que debe andar entre los sueños”, 34) e, incluso, llega a dudar de la permanencia de sus versos a estas alturas de su existencia (“¡Cómo he llegado, pues, a ser tan necio / que he soñado que fueran perdurables / después de la llegada del ocaso”, 41).

Ante esta certeza su postrero deseo es alcanzar ese lugar ideal donde habitan los poetas auténticos (44), lejos de un mundo complejo en el que se ha sentido presionado por el tiempo (“Pretendes transmitirme tu premura”, 50) y por la indiferencia de sus semejantes (“una voz me avisa de mi error: / ¡te hallas en el mundo de los hombres”, 49).

En fin, la poesía de Francisco Rangel se caracteriza, además de gozar de un denso y reflexionado contenido, por ser el resultado de un cuidadoso proceso de emisión de palabras, con el que atiende por igual la forma y el contenido, lo mismo si son versos medidos que si salen libres de su emoción, siempre sincera y trasparente.

Una muestra del cuidado que pone en la expresión es el uso de palabras cultas y poco usadas (dubia, plectro, aljófar, murmurios, sierpe, arcano, cuelmo, armígero, férvido), con el que imprime flashes de brillantez a una poesía de por sí prístina. Así Pisadas goza de una atractiva expresión lingüística, que atrae, aún más si cabe, por el empleo de términos marineros (amura, zozobrar, alga, galerna, resaca, rumbo, estela, singladura), con los que el poeta agranda gratamente el placer estético de esta lectura.


EL NACIMIENTO DE UN NUEVO MUNDO de Jeremy D. Popkin

(Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2021)

El subtítulo de este densísimo libro es “Historia de la Revolución Francesa”. Es tan compacto su contenido que, sin duda, podía servir para impartir un master que durara un curso de nueve meses con clases diarias. Así dice el autor que ha tardado un montón de años en prepararlo y la prueba es que incluye al final otro montón de páginas repleta de la bibliografía usada.

En fin, un trabajo digno de reconocer, pero difícil de leer pues su espeso contenido provoca que el lector padezca la angustia de no avanzar. No obstante, la continua lluvia de detalles sobre aquel acontecimiento crucial consigue que quien quiera enterarse acabe siendo un especialista en la Revolución Francesa, aunque debe tener una alta capacidad de concentración y retención.

Por otra parte, este libro muestra que ese acontecimiento histórico es otra muestra de la dificultad de las relaciones humanas, que se complican aún más en situaciones extremas como las creadas durante una década por los revolucionarios cada vez más extremistas y sanguinarios.

Y es otra muestra más de que no hay manera de que los seres humanos entiendan que se pueden conseguir los fines sin masacrarse unos a otros. La implantación de un régimen de terror acaba destruyendo a sus mismos creadores como le pasó a Robespierre y sus secuaces, que acaban guillotinados.

En fin, una auténtica sucesión de locuras y barbaridades (de bárbaros) encadenadas, esa es la historia de la Revolución Francesa, la que difundía a los cuatro vientos que el primer objetivo del ser humano es la felicidad…

asalgueroc

 

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