Yo siempre creí que los diplomáticos eran unos mamones (Memorias) de Inocencio Arias
(Barcelona, Plaza y Janés, 2016)

Una pena pues el libro es entretenido pero, claro, hay que entender que un diplomático, aun siendo bueno, no tiene por qué ser necesariamente un buen escritor. Así no es de extrañar que hoy día cualquiera opine de cualquier tema, pinte o escriba sin formación previa.
En fin, aquí habría que recordar el dicho “zapatero, a tus zapatos”…
(Barcelona, Plaza y Janés, 2014)
Es un libro que no he logrado terminar, porque la protagonista que es la mujer del diplomático es una mujer objeto, tradicional, cursi e inútil: todas las tareas de casa se las hacen los sirvientes y pasa el día preparándose para ir atractiva a las celebraciones de las embajadas y poco más.
No quería perder el tiempo...
No quería perder el tiempo...
La carrera espacial de Ricardo Artola
(Madrid, Alianza, 2009)

Aunque se gastaron un dineral, los avances fueron espectaculares y muchos conocimientos sobre materiales, aparatos, máquinas, alimentos, progresos en la navegación aérea, avances en los vuelos tripulados más allá de la atmósfera, descubrimientos médicos... se han incorporado a la rutina diaria de hoy y nos están haciendo la vida más llevadera. O sea que es cierto, no hay mal que...
Caballo de Troya 3 de J.J. Benítez
(Barcelona, Planeta, 2011)
(Barcelona, Planeta, 2011)
Leí hace años Caballo de Troya 1 y me impresionó por esa idea de construir una máquina que viajara a la búsqueda del tiempo perdido y por conocer, aunque fuera en la ficción literaria, lo que sucedió a Cristo en los días previos a su martirio y durante su crucifixión, muerte y posterior resurrección. Mi entusiasmo me llevó a sintetizar las ideas del libro que más me llamaron la atención en dos páginas: [que ahora no encuentro...]
Pero Caballo de Troya 3 me ha decepcionado; las detalladas explicaciones y las impresionantes evoluciones de la "cuna", el vehículo que me asombró en Caballo de Troya 1, ya no me sorprenden y, sin embargo, obstaculizan la lectura igual que la primera parte del libro que resulta tediosa con la extensa introducción que profundiza en los misterios que envuelven las Escrituras.
De tal manera que, lo que me interesa, los detalles de la tarea de evangelización realizada por los discípulos de Jesús después de su muerte, se diluye entre el maremagnum de explicaciones extemporáneas que no me seducen pues, si leo Caballo de Troya 3, es por descubrir, aunque sea desde la ficción literaria, cómo actuaron sus discípulos después de su ascensión al cielo.
De tal manera que, lo que me interesa, los detalles de la tarea de evangelización realizada por los discípulos de Jesús después de su muerte, se diluye entre el maremagnum de explicaciones extemporáneas que no me seducen pues, si leo Caballo de Troya 3, es por descubrir, aunque sea desde la ficción literaria, cómo actuaron sus discípulos después de su ascensión al cielo.
Qué nos ha pasado, España de Fernando Ónega
(Barcelona, Plaza y Janés, 2017)

La conclusión es que se podría decir que “no nos conoce ni la madre que nos parió”, pues hemos cambiado radicalmente, aunque no siempre para bien, por cien motivos que enumera y comenta pacientemente Fernando Ónega .
Tengo a papá de J. J. Benítez
(Barcelona, Planeta, 2017)

J.J. Benítez cuenta los últimos días del Che y en su relato no hay nada del héroe y menos del mito, pues el Che aparece como un vulgar guerrillero, barbudo, sucio, desorientado, sanguinario, tozudo, malhumorado y poco valiente. El Che fue un dios con los pies de barro, que Fidel Castro se quitó de en medio (pues era un personaje conflictivo) animándolo a seguir la revolución en África y después en Colombia, donde sus acciones fueron inútiles y absurdas, según parece, “organizada” por el jefe de los servicios secretos cubanos con el fin de eliminarlo.
asalgueroc