(Barcelona, RIL, 2021)
A través de una acertada sugerencia de mi amigo Luciano Feria, dirigida a Francisco M. Muñoz Méndez, autor de este sorprendente libro, he recibido este regalo que, en un principio, ha sido una sorpresa para mí por lo llamativo de una edición de 41 poemas, que generan casi 300 páginas… Luego me he ido, no sin desconcierto inicial, adaptando y disfrutando de esta inaudita publicación, después de leer su clarividente prólogo y conocer los fundamentos de la edición, la disposición del libro, los conmovedores primeros poemas y los enigmáticos versos restantes, cuyo contenido es aclarado por los amplios conocimientosdel autor, que muestran en acertadas notas sus bien aprovechadas lecturas y sus estudios de Filología.
Por lo dicho, el adjetivo del título (elemental) lo será no porque los versos resulten básicos sino por ser un modelo de contenido natural, que se nota sentido desde la misma recóndita fuente, donde mana cálida la emoción del autor. De ahí la límpida y sensible exposición sobre la relación entre el ser humano y la química, cuyos elementos conforman la esencia de la vida. También el discurrir expresivo goza de un tono culto, refinado e intelectual, aunque (y ahí está uno de sus valores) es emitido de forma inteligible para los no iniciados en esta materia, alejada en un principio del ámbito poético.
Al mismo tiempo resulta muy interesante el juego con los heterónimos (Demetrio Meléndez Díez, pseudoautor, e Imanol Mendizábal, pseudoeditor), apropiado recurso que elude la reiteración del yo por parte del autor y evita la sobrecarga de narcisismo, que lo perjudicaría ante el lector. Aunque este hecho no resta que, en especial, el prólogo y los poemas autobiográficos (detrás de los que está palpitante Francisco M. Muñoz Méndez) sean conmovedores.
De este modo tan inusual, aunque tan eficiente, en este libro se adquieren necesarios conocimientos de minerales y compuestos químicos, pues se trata de los ingredientes de la Tierra y del ser humano. Y, además, se aprehenden notables saberesde Literatura, Cine, Biblia, Mitología, Historia, Bioquímica, Alquimia, Música, Liturgia, Medicina, Odontología, Lexicografía… Un abanico temático que recuerda la amplitud de miras de la literatura del siglo XVIII, cuando trataba cualquier tema de un modo literario.
Esta edición, también, rompe con la idea de muchos autores sobre que la obra artística no se debe explicar; es el lector, según ellos, quien debe desentrañar su significado, aunque no advierten que el lector no conoce los detalles íntimos, particulares, sociales…, en los que se basan, y que de alguna manera deben proporcionárselos. De ahí que realizar esta empática tarea, como sucede en este caso, suponga establecer un vínculo emocional con el lector, que deviene en un gran beneficio para la Literatura, pues crea lectores activos y deseosos de difundir las bondades de la actividad lectora, que es la base de toda cultura.
asalgueroc